Voy cerrando puertas,
soy consciente hasta que lloro
a solas,
olvidando para no sufrir.
Duele a veces hasta mirar la hierba,
sufres la amnistía del beso
como el alambre espino
cercano a la garganta.
Anoche se me cruzó
un gato negro.
¿Dónde están
los besos que no nos
damos?
En tu boca, en tu boca,
justo cuando bostezas
y no echas el alma.
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