Invierno de grava y fantasía

El hombre es asfalto,
grava gris
por la que circulan
miles de coches
en un día,
cientos de miles
en un mes,
millones de coches
en una vida.

Pasan encima
con sus vidas dentro,
y en las vidas internas
de los coches,
hay otras vidas
en las tapicerías,
en las alfombrillas,
en las manillas,
en el deposito,
en la guantera,
los coches son su propia
petaca de combustible
para emborracharse
de ego,

El hombre es grava,
incidente grave
de sus circunstancias,
que obsoletas con su destino
se convierten en agua
misera de asfalto
en día de lluvia.

El hombre grava
se convierte en grumo,
parece fuerte pero el paso
de los coches,
de sus ruedas,
le desgasta
le arranca
trozos,
añicos de su piel
cuarteada
que golpean
a los cristales
de otros coches,
rompiendo
la vida que en ellos
albergaba:
oh la tímida esperanza del reflejo...

entrando por ese agujero
el frío viento del invierno,
hace tiritar
los sueños...
le chasquean sus dedos
como un huracán solitario,
que se enfada porque no juega
con su corazón de trapo.

Tiembla hombre de grava,
sin querer,
matas otros sueños
cuando te pisan...
Tiembla hombre de grava...
el invierno ha llegado
y tan solo estas en primavera,
donde las hojas amarillean
y se caen como los dientes
de tu fantasía.

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