Trombones ciegos, calles recorridas descalzo.

Desafío a la muerte
desde una vida inerte.

Todos los cajones de mi casa
están llenos de calcetines
repes...

Todas las tazas de café
duermen eternamente
en el frío sueño
del cansancio.

Hay árboles que crecen
en medio de los programas
de mi tele...

Ayer en la panadería
las empanadas estaban duras,
y la muerte... crujiente.

Vivo descompasado
y amando.

Vivo en la entereza
de lo parido,
y en miedo de lo advenedizo.

Todo en mi casa ocurre
entre cuatro paredes,
las mismas que traslado
cuando camino
en medio de la locura,
embarrado en el cieno
de las calles.

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