Bajo el pilar donde fijas la mirada,
hay un pequeño diente de león
que inicia tímido, con el viento,
su vuelo diminuto y escaso de otoño.
El albur lo lleva al soplo
de un púber,
que bajo el silencio
trovará el sueño,
urdido bajo el breve
temblor de su pecho.
Su viaje exiguo,
silencioso,
y conciso;
es como la vida
de la mosca,
como la intención
de la libélula.
Nunca algo tan simple,
tan delicado,
llevó en su carga
un sable tan certero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario