Me siento muy pequeño
ante eso de la estacionalidad
de los elementos no controlados.
Parece que todas las astenias
pasan por mi sin pedir permiso.
Aquí en el mundo no pasa nada
salvo que nos matamos,
nos estafamos y mentimos;
por lo demás todo ocurre según
exigencias de la tierra.
La arena de la playa
se disfraza de segundos.
La arena del desierto
es el tiempo lento,
mientras, la lluvia
riega el árbol
que plantamos tu y yo.
El último que quede,
que de la maya por todos.
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