Todos los meses,
tienen su doble
augurio de tristeza.
El óbice renace,
a cada paso inseguro
que damos.
Creemos que el tiempo
es un torpe objeto,
cuando en realidad
es una constante clepsidra,
que nos moja y empapa
de advertencias.
Llueve, y el tiempo sigue.
Te sumerges en el mar,
y no se detiene.
Es la verdad universal,
el severo viaje,
de experiencia y muerte.