Antígona destrozando Egipto; no ve más allá de su pulgar maltrecho.

Como veranda,
es su amor veraniego,
huele todo a jazmín,
una vez amanecido.

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Solo en el azahar,
renuncia el viento ebrio
y no es besado.

+++++

Duerme el tilo
lloroso, destrozado,
abandonado.

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Actúa sola
como rabia tardía,
el bambú sufre.

Mirando un escaparate lleno de alfombras.

Copa de vino tinto,
copa de vino tinto,
santo liquido,
en competencia con el blanco,
sabio y santo.

Li-po ya me lo dijo.

Las uñas de mis pies
crecen desmesuradamente,
atraviesan cualquier zapato,
y se estrellan contra el techo
terráqueo.

Tengo agujeros en casi todos
mis calcetines,
soy un hombre serio.

Tropiezo con todo,
la torpeza es mi virtud,
soy un hombre serio.

Asalto a cualquier reverendo,
hacer caso no es lo mío.

¿Te he dicho que soy un hombre serio?

Aparco en segunda fila,
conduzco con prudencia.

Santa sabiduría,
siempre me emborracho de letras.

Soy un hombre ebrio.

Todo esto lo pienso
recordando la noche,
que estuve junto a George Clooney,
tomando un gin-tonic.

Haz de lo que sueñas un molde de plastilina, juega y mancha de barro tu cara.

Rasgo incontenible
el suelo con mis pasos.

No voy hacia atrás,
y como la libélula,
soy el insecto
del guerrero.

No cambio nada por nada,
pero todo tiene un cambio,
un giro; elige:

¿A mejor o a peor?

Las cortinas que no se cosen,
se corren; elige:

¿Te coses o te corres?

Todo objeto es un ser vivo,
hasta los pantalones en los armarios,
gritan tu nombre de cueva insondable.

Piénsalo, es hora de identificarte,
pero huye de las etiquetas,
esas llevan precio y definición.

Esta noche dormiré conmigo,
ella estará a mi lado,
yo con mis sueños,
ella con los suyos,
elige:

¿Te los quedas o los compartes?

Mañana compraré pan recién hecho,
tengo aceite y sal,
pero untaré mi pan en su vagina.

Soñaré que la vida es elegir lo que me gusta,
no lo que imponen.

Sé que tú también, lo harás.

Es un mínimo saturno, la caspa del día comenzado.

Desordenado el día,
a penas comenzado;
es confusión abyecta,
e implica estar cansado.

Sombreando con verde,
el color del sueño,
desfallecido y solo,
parece que nada atiende.

Locura del diario,
son las noticias dadas,
matar al hombre,
con las esperanzas engañadas,
temible afición del poder votado.

Así empieza lo acabado,
con la razón injertada,
sobre la tinta parca,
parto aburrido,
y al acabar el día, olvidado.


Meteorología de abandono.

Espanto mi sombra,
soy el ciclón de lo absurdo,
me arranco las ganas
con la soledad de lo imaginado.

La mentira es una visita
de la cobardía.

Huyo por el sumidero
de la angustia.

Me mato conmigo,
me atraganto sonriendo.

He levado anclas, sopla el viento y voy contra todo.

Se derrumba,
la ola destructiva lo destroza todo.

Es un mal que toca lo absoluto
y te deja desnudo.
Tan solo ladrillos,
tan solo alma;
tan sólo el corazón.

Miro alrededor,
la vida fluye y la gente sonríe.

Justo es a mi, o a ti,
justo es a los dos,
en medio de la apocalipsis,
en la que ocurre,
todo se cae por los suelos:

las barreras,
las alambradas,
las diferencias.

Seguimos en esto,
sabemos que tras la muerte
continuará aunque no estemos,
la saliva será el pegamento
de los odios,
el sudor de las manos,
el agua que limpia el suelo.

Ocasionalmente me estrello,
y lloro,
el mundo se me acaba,
todo ocurre y no hago nada.

Termina tu beso de las mañanas,
y el universo sigue su rutina diaria.

Por bueno, te maltratan, pobre perro de las esquinas.

Ruge el tigre
en mi pecho de espada,
la guerra miente.

++++++

El vino se torna
amargo en mi paladar,
el adviento huye.

+++++++

No soporto la lluvia
inmensa en el horizonte,
pequeño vaso en mis labios.

++++++

Rota estructura
arreciada en el Enso,
la soledad me estruja.

++++++

Fin de los labios de papel.
Conclusión del sexo feliz.
La culpa hace la muerte,
una disentería dulce.

Resucitaré del papel, y mi palabra será un hecho.

Me estoy secando, pensaba.
Se me repiten las palabras,
estoy fuera de léxico.

Soy un bombón amargo
intrauterino.

Interminable, me dibuja
la noche, bebido por bares,
absorto por otros.

Todos son vampiros,
meten la mano en mi bolsillo.

Se me agolpa el sufrimiento,
y mi corazón es un ancla de asfalto.

La lengua no corre, y los dedos envejecen.

Se me repiten las palabras, estoy fuera de léxico.

Me quejo, de la queja y la queja me vomita,
bucle estúpido, inenarrable; bosque de vaginas cortadas.

Solo quiero ser re-parido, empapado en placentas ajenas.

Se me repiten las palabras y me quejo,
se me repiten los besos y renazco.

Lo mejor que hago a veces es amarrarme a la cerveza.

Así como renazco en los besos, deseo renacer en la queja.

Y si tengo que escribir la misma palabra, no hacerlo,
si no besarla, y chupar su placenta.

Las palabras siempre van al mismo monte,
como los besos, como las cabras.

y allí, en ese monte, siempre hay un lobo para devorarlas.

Infusionando mi odre, exprimo la muerte hasta verte ardiendo.

Acostumbrado a mi ceguera,
relamo muchas veces
lo más callado de mi.

Complico llegar a una mano,
cuando cercenarla
es menos doloroso.

No hay vino en mis ojos,
únicamente alcohol,
deseando ser agua oxigenada.

Por eso acariciarte el pelo,
es moverme entre lianas,
al tiempo que muero.

Comiendo cerezas, a la hora del vino.

Lleva mis gemidos,
dentro de su vagina,
prendidos a la pared
de su útero,
con las chinchetas
de mis colmillos.

Haber lamido y mordisqueado su clítoris.
acariciar su punto "A"
porque el "G" es fácil,
con mis dedos, que son palos de escoba.

Lleva mis gruñidos arañando
su coño por dentro,
a veces se tambalea y se marea,
está envenenada,
y no sabe por qué le pasa.

Muerte dictada
en mi lengua perdida,
siempre vuelvo,

el sendero de la saliva,
es el agua suya que me bebo,
benditos fluidos femeninos.