como un muñeco de trapo,
mi corazón de pelele
se descuelga por el tiempo
apuñalado por el segundero.
No es más que una hora
la que transcurre,
no son más que minutos
sin tiempo,
y el tiempo envejece
a la hora, como la vida
a sí misma
arrugando
a su paso, el minuto
eviterno.
el tiempo es un bufón
y la hora, la reina
que lo deforma.
No son más que sesenta minutos
que deforman el deseo,
no son más que sesenta minutos
que acuchillan la risa
El tiempo es un asesino
que nos mata,
mientras nosotros
jugamos a enlazar
palabras en un pasatiempos.
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