Juguemos...
a no contar las cosas,
pero si a decírnoslas
al oído, a nosotros mismos.
juguemos a guardar las cosas
que sentimos en los cajones
del pecho,
en los armarios de la vista.
Juguemos a tenerlo todo
doblado y ordenado
como si fuese tan perfecto
que da pena usarlo.
Es fácil engañarse así,
hasta cómodo
pasar por alto algunas cosas
que de verdad importan.
Qué hora es?
Qué estación?
A dónde miras?
A dónde vas?
No contestes...
juega a jugar
guardando
lo que sientes
para que nadie
lo vea,
en la cómoda
de tu vientre,
lava,
plancha,
y doblate
con esa alegría
de las cosas
ordenadas
en tu cajón
de la memoria...
ese que solo abres
cuando nadie ve
lo que haces
para sentirte
fuerte.
Juguemos,
Juguemos,
Juguemos,
a la desmemoria,
al olvido,
al callejón
de la pena
sin salida,
al recuerdo,
al susurro
que guardan
las cartas
que no llegaron
nunca a su destino.
Juguemos
Juguemos,
Juguemos...
que seguro
que perdemos.
muy poético, buena estructura. Pero no estoy de acuerdo en que sea cómodo jugar a ser ordenado. es incómodo y trabajoso y además pierdes la frescura del desorden, la alegría del desorden.
ResponderEliminarLleva mucho tiempo y muchas ostias ser ordenado... Aunque serlo, al final, sea cosa de miedosos.
Ó de locos!!
ResponderEliminarsi, y de locos.
ResponderEliminar