Fue hace doce años
cuando publiqué mi primer libro
en un programa de radio
alguien me preguntó si me consideraba un:
i
c
o
n
o
c
l
a
s
t
a
de la literatura.
Pregunté:
¿Qué es
i
c
o
n
o
c
l
a
s
t
a?
él, me contestó:
rompedor
yo que entonces era un chulo
y un broncas dije:
Sí, de bocas como la tuya...
no he vuelto a escribir desde entonces.
En favor de la locura y para no caer en rutinas de asedio apático.
Sparring
Me levantaba todos los días
a las 8:30 de la mañana.
Me quedaba sentado
en el borde de la cama
durante un rato.
luego me incorporaba
y al volverme
veía la mesa con la maquina de escribir
y la hoja en blanco metida en el carril.
Cruzábamos miradas
desafiantes, con mala leche
luego me duchaba, me vestía
y me iba al trabajo.
Caminaba hasta
la glorieta de Bilbao
tomaba el metro hasta Goya
salía por General Porlier
y de ahí hasta el trabajo, andando
y por dentro la hoja en blanco
solo ella, nada más en la cabeza
desafiante, como diciendo:
-Hola inepto, no vas usarme
no sabes que poner..
¿no piensas untarme con tus poemas?.
Durante todo el horario
se me olvidaba
porque tenía demasiadas
cosas en la cabeza, pero al acabar
volvía a efervescer
como las burbujas de la cerveza.
Llegaba a casa, me volvía a duchar
me abría una botella de vino
y me sentaba en el salón a mirar
por el balcón,
vivía en un quinto piso
sin ascensor, pero las vistas merecían la pena
me evadía... (un teatro para huir del combate).
Después de un rato entraba en la habitación
me sentaba con un vaso de vino
mirando la máquina
y la hoja en blanco:
tan desafiante!!...
Mi imaginación intentaba buscar entre
las cuatro paredes un punto infinito
como si quisiera vivir más fuera de mi
que en mismo.
Intentaba escrutar algo de sentimiento
para ponerlo en verso
pero no salía nada
solo miraba la hoja en blanco
las letras me golpeaban dejandome
cardenales por todo el cuerpo.
Era sparring de mi soledad
y estaba contra las cuerdas
a las 8:30 de la mañana.
Me quedaba sentado
en el borde de la cama
durante un rato.
luego me incorporaba
y al volverme
veía la mesa con la maquina de escribir
y la hoja en blanco metida en el carril.
Cruzábamos miradas
desafiantes, con mala leche
luego me duchaba, me vestía
y me iba al trabajo.
Caminaba hasta
la glorieta de Bilbao
tomaba el metro hasta Goya
salía por General Porlier
y de ahí hasta el trabajo, andando
y por dentro la hoja en blanco
solo ella, nada más en la cabeza
desafiante, como diciendo:
-Hola inepto, no vas usarme
no sabes que poner..
¿no piensas untarme con tus poemas?.
Durante todo el horario
se me olvidaba
porque tenía demasiadas
cosas en la cabeza, pero al acabar
volvía a efervescer
como las burbujas de la cerveza.
Llegaba a casa, me volvía a duchar
me abría una botella de vino
y me sentaba en el salón a mirar
por el balcón,
vivía en un quinto piso
sin ascensor, pero las vistas merecían la pena
me evadía... (un teatro para huir del combate).
Después de un rato entraba en la habitación
me sentaba con un vaso de vino
mirando la máquina
y la hoja en blanco:
tan desafiante!!...
Mi imaginación intentaba buscar entre
las cuatro paredes un punto infinito
como si quisiera vivir más fuera de mi
que en mismo.
Intentaba escrutar algo de sentimiento
para ponerlo en verso
pero no salía nada
solo miraba la hoja en blanco
las letras me golpeaban dejandome
cardenales por todo el cuerpo.
Era sparring de mi soledad
y estaba contra las cuerdas
Calco senderos
Comparo la vida desde la muerte
porque he muerto en la vida.
Comparo la muerte desde la vida
porque he vivido en muerte.
Valoro ambas experiencias
y las dos me llenan
porque en las dos muero
y cuando imagino que en una de ellas
resucito para estar vivo
deseo morir para no estar muerto
consiguiendo estar tan vivo
que a penas respiro para disimular que he muerto.
Así entre vida y muerte
dubita mi vida colmada de muerte y perdida
en la vida.
porque he muerto en la vida.
Comparo la muerte desde la vida
porque he vivido en muerte.
Valoro ambas experiencias
y las dos me llenan
porque en las dos muero
y cuando imagino que en una de ellas
resucito para estar vivo
deseo morir para no estar muerto
consiguiendo estar tan vivo
que a penas respiro para disimular que he muerto.
Así entre vida y muerte
dubita mi vida colmada de muerte y perdida
en la vida.
Pension en Fuencarral
Cuando llegué a Madrid
dormía en una pensión
en la calle Fuencarral.
Llena de moscas, sucia
deprimente;
no existía ni un ápice
de esperanza entre sus paredes,
hablaba de locura, broncas nocturnas,
el suelo de las escaleras
estaba pegajoso, nunca quise saber por qué.
Un día bajé al chino,
compré cerveza,
un cartón de vino y dos sándwiches,
me comí los dos sándwiches,
me bebí tres botes de cerveza,
y medio brick de vino.
De pronto me dieron ganas
de ir al baño y así hice.
Cuando fui a limpiarme
encontré un cartel que decía:
"PARA USAR LOS GRIFOS Y CISTERNAS
COMPRAR FICHAS PARA EL AGUA EN RECEPCIÓN"
Pensé en limpiarme, pero no había con qué...
creo que entendí el significado de la expresión
"estoy a punto de explotar"
Entendí lo pegajoso de las escaleras
y que todo estuviera
lleno de moscas,
pero era incapaz de soportar
que unas fichas para el agua,
pudieran con tatos años de paciencia,
ante tantos fracasos,
antes de llegar a Madrid.
dormía en una pensión
en la calle Fuencarral.
Llena de moscas, sucia
deprimente;
no existía ni un ápice
de esperanza entre sus paredes,
hablaba de locura, broncas nocturnas,
el suelo de las escaleras
estaba pegajoso, nunca quise saber por qué.
Un día bajé al chino,
compré cerveza,
un cartón de vino y dos sándwiches,
me comí los dos sándwiches,
me bebí tres botes de cerveza,
y medio brick de vino.
De pronto me dieron ganas
de ir al baño y así hice.
Cuando fui a limpiarme
encontré un cartel que decía:
"PARA USAR LOS GRIFOS Y CISTERNAS
COMPRAR FICHAS PARA EL AGUA EN RECEPCIÓN"
Pensé en limpiarme, pero no había con qué...
creo que entendí el significado de la expresión
"estoy a punto de explotar"
Entendí lo pegajoso de las escaleras
y que todo estuviera
lleno de moscas,
pero era incapaz de soportar
que unas fichas para el agua,
pudieran con tatos años de paciencia,
ante tantos fracasos,
antes de llegar a Madrid.
Mis manos
Entraba a las ocho
Tenía que barrer
Fregar y limpiar
Lo baños.
Los olores del baño
Eran y son
Insoportables
Se me metían
Hasta lo más hondo
De mi estómago
Y me revolvían las tripas:
Compresas, meados
Excrementos…
Luego la barra
Desatascar, limpiar
La máquina del café
Y dejarla lista
Para los desayunos
Y mis manos
De un lugar a otro
Agua fría, agua caliente.
Cortadas
Y los cortes
Eran con los filos de cajas de cartón
Abridores, chapas, cuchillos
Pellizcadas con cajones etc…
Y al meterlas en el agua sucia
Del fregador, escocían.
Cierta vez al beber un vaso
De agua, respiré
Y olí mi mano
Me dio tanta angustia
Que no pude comer
Nada en todo el día
Mis manos me daban asco
Eran como dos ratas por la basura.
Con esas mismas manos
Después de trabajar
La tocaba
Le tocaba el pelo, la cara
Los labios
Me lavaba las manos
Con lejía y estropajo
Antes de quedar con ella
Las tenía irritadas pero limpias
Aun así comencé a tocarla menos
Cada día.
Al día siguiente a no sé qué día
Otra vez igual, lo mismo, la rutina
Solo que esta vez peor
Era verano y sudaba como
Un vagón de metro
La recordaba, era mi única
Recompensa tras un asqueroso día
De servir a todos los ejecutivos del barrio de Salamanca
De Madrid, distrito centro y neurálgico.
Y cada día que pasaba la acariciaba menos
Ella creyó que yo ya no
Sentía o sentía menos
O que había otra,
Yo que sé
Pero no, eran mis manos
Yo no quería tocarla con mis manos.
Pasó no sé cuánto tiempo
Dentro del tiempo
Y ella me dejó
Hace poco yo estaba
Sentado en un jardín
Al que solíamos ir a beber vino
Y pasear al sol y a besarnos
Me había sentado justo
En el banco que siempre
Nos sentábamos
Y la vi con otro tío
Agarrada por la cintura
Yo, la llamé de lejos
Y la saludé
Con la mano.
Tenía que barrer
Fregar y limpiar
Lo baños.
Los olores del baño
Eran y son
Insoportables
Se me metían
Hasta lo más hondo
De mi estómago
Y me revolvían las tripas:
Compresas, meados
Excrementos…
Luego la barra
Desatascar, limpiar
La máquina del café
Y dejarla lista
Para los desayunos
Y mis manos
De un lugar a otro
Agua fría, agua caliente.
Cortadas
Y los cortes
Eran con los filos de cajas de cartón
Abridores, chapas, cuchillos
Pellizcadas con cajones etc…
Y al meterlas en el agua sucia
Del fregador, escocían.
Cierta vez al beber un vaso
De agua, respiré
Y olí mi mano
Me dio tanta angustia
Que no pude comer
Nada en todo el día
Mis manos me daban asco
Eran como dos ratas por la basura.
Con esas mismas manos
Después de trabajar
La tocaba
Le tocaba el pelo, la cara
Los labios
Me lavaba las manos
Con lejía y estropajo
Antes de quedar con ella
Las tenía irritadas pero limpias
Aun así comencé a tocarla menos
Cada día.
Al día siguiente a no sé qué día
Otra vez igual, lo mismo, la rutina
Solo que esta vez peor
Era verano y sudaba como
Un vagón de metro
La recordaba, era mi única
Recompensa tras un asqueroso día
De servir a todos los ejecutivos del barrio de Salamanca
De Madrid, distrito centro y neurálgico.
Y cada día que pasaba la acariciaba menos
Ella creyó que yo ya no
Sentía o sentía menos
O que había otra,
Yo que sé
Pero no, eran mis manos
Yo no quería tocarla con mis manos.
Pasó no sé cuánto tiempo
Dentro del tiempo
Y ella me dejó
Hace poco yo estaba
Sentado en un jardín
Al que solíamos ir a beber vino
Y pasear al sol y a besarnos
Me había sentado justo
En el banco que siempre
Nos sentábamos
Y la vi con otro tío
Agarrada por la cintura
Yo, la llamé de lejos
Y la saludé
Con la mano.
Escribe
Fue a mediados del año 2005, sentía que mi cuerpo no era exactamente el mismo que a comienzos del mismo año.
Un día duchandome, note un testículo más grande que el otro, "¡¡¡Cristo"!!!- pensé, ¡¡¡parece una naranja!!! seguí palpando hasta que dí con una especie de cabeza menor, como un garbanzo, duro, tan duro que podía apretarlo con tanta fuerza, que no sentía nada, se lo dije a mi mujer y rompió a llorar. Al día siguiente fui a la doctora de cabecera, me dijo que no era nada pero que me mandaba una ecografía para asegurarse. Cuando llegué al hospital, subí a la planta de eco y me senté en una silla compartiendo enfermedad con una fila de vidas, pasé, me atendió una mujer joven, rubia, de labios gruesos, alta con buen cuerpo:
-Bajese los pantalones y los calzoncillos y tumbese-
-Joder premio!!- me vino a la cabeza.
Empezó a untarme una gelatina por los huevos y me apartó el pene a un lado con mucha delicadeza.
-Nena como sigas por ese camino, me va dar igual que mi mujer esté fuera, jajaja
la broma no le hizo mucha gracia, en fin, el mundo pierde sentido del humor a ritmo de hipoteca.
Cogió el aparato de las ecografias, y lo deslizaba de arriba abajo con la misma suavidad con la que me había cogido antes el rabo, y su cara se iba trasformando en muecas de impresión constante
en la pantalla aparecían sombras de todo tipo, se levanto, salió y entró otra doctora, tampoco estaba mal, entradita en carnes pero bien configurada,
-Mira esto.-
-Que veis?-pregunté
No me contestaron
-No es por nada pero lo que habéis untado con gelatina como si fuera una rebanada de pan con mantequilla, son mis pelotas y me gustaría saber que cojones estáis viendo!!!-
-Los tuyos- me contestó tajante la ultima doctora,-estamos viendo los tuyos y haga el favor de callarse y dejenos trabajar, para nosotras es un asunto muy serio, ¿de acuerdo?-
-Y tan de acuerdo es el asunto más serio que habéis tratado.-
al poco tiempo salió y volvió a entrar con un doctor,- este es el que me va a dar por culo-pensé.
Cogió el dichoso aparato, lo movió señalo algo en la pantalla, algo dijo, no se el que y todo acabó.
Me dieron unas toallas para limpiarme, me subí los calzoncillos, los pantalones, salí por la puerta agarré a mi mujer por la mano
- ¿Que te han dicho?
-Que era un asunto muy importante. Se preocupó.
Salimos a la calle cogimos el coche, fuimos a Madrid, entramos en un bar y pedí dos cervezas.
A los quince días cuando recogimos los resultados, me recibió la doctora de cabecera, vio las pruebas, me mandó al oncologo, este me mandó más pruebas al cabo de unos días, me dijo:
-Cancer de testículo, con metástasis en el retroperineo y aloja un nódulo en pulmón. Tienes carcinoma, seminoma, teratoma y teratoma embrionario inmaduro. Vaya, vaya la que tienes aquí liada. Caso interesante. Entras en quirófano en diez días.
-En quirófano?- pregunté
-Si tenemos que extirpar el testículo derecho y limpiar la zona.
-No me jodas me vas arrancar un huevo?!!!
-Tanto como arrancar...
-Joder!!... bueno me daba igual, tenía dos.
Después de operarme llegó la quimioterapia. La quimioterapia es como una resaca de las peores, vas por la calle y tienes la sensación de ser invisible y de que a cada paso que das se te escapa algo de vida por la suela de tus zapatos y por las costuras de tu cuerpo.
Llegaba por la mañana al hospital, subía las escaleras hasta la primera planta esperaba a que me llamaran, la mayoría de la gente se agolpaba en la puerta para entrar los primeros y si no lo hacían se encaraban con las enfermeras... que extraño prisas casi por morir, prisas para que te quemaran por dentro con líquidos más dañinos que el que el whiskey de garrafón.
La quimioterapia me dejó sin pelo, las uñas me ennegrecieron para luego caerse, me quedé sin venas y lo peor eran los pinchazos que me tenía que poner todas las noches antes de dormir, el cerebro casi no funcionaba, la polla había vivido tiempos mejores, y mi testículo el pobre viudo tan joven... la única ventaja que encontraría ahí abajo era la de tener más espacio en el salón.
En el hospital te encuentras de todo tipo de gente, es como una estación de autobuses tienes que estar con mil ojos, una mañana pululaba por la sala de espera a quimio, una maruja plañidera, pasó por todas las sillas escuchando las miserias de otros y soltando sollozos sin una lágrima, la veía acercarse, veía su aleta de tiburón llorón, deslizándose hacia mí con hambre de pena, con ganas de regocijo y llegó y me pregunto:
-Que es lo que te pasa? con lo joven que eres, madre mía de verdad no me lo quiero imaginar, cuentame¿Qué te ocurre? ¿Por qué estas aquí? ¿Qué tienes?.-
-El horóscopo señora que me lleva loco-; me levanté, me llamaron y entré a mi sesión.
En las ultimas sesiones, uno de los líquidos que me inyectaron, me provocó reacción y solo recuerdo levantar la mano, después estaba tumbado en una sala aparte y tapado con mantas, el pecho me dolía y lo tenía rojo, me habían tenido que reanimar, me fui a dar un paseo más allá de mi cuerpo, no vi túneles, ni luces al final del pasillo, solo sentí una gran paz, una inmensa tranquilidad.
Un medico, de medicinas alternativas al que visité, me preguntó si había dejado de hacer algo en mi vida... -escribir- le dije, pues escribe debes sacar tus emociones, tu cancer es emocional.
-Y caro-, le contesté. Me ha costado un huevo.
Un día duchandome, note un testículo más grande que el otro, "¡¡¡Cristo"!!!- pensé, ¡¡¡parece una naranja!!! seguí palpando hasta que dí con una especie de cabeza menor, como un garbanzo, duro, tan duro que podía apretarlo con tanta fuerza, que no sentía nada, se lo dije a mi mujer y rompió a llorar. Al día siguiente fui a la doctora de cabecera, me dijo que no era nada pero que me mandaba una ecografía para asegurarse. Cuando llegué al hospital, subí a la planta de eco y me senté en una silla compartiendo enfermedad con una fila de vidas, pasé, me atendió una mujer joven, rubia, de labios gruesos, alta con buen cuerpo:
-Bajese los pantalones y los calzoncillos y tumbese-
-Joder premio!!- me vino a la cabeza.
Empezó a untarme una gelatina por los huevos y me apartó el pene a un lado con mucha delicadeza.
-Nena como sigas por ese camino, me va dar igual que mi mujer esté fuera, jajaja
la broma no le hizo mucha gracia, en fin, el mundo pierde sentido del humor a ritmo de hipoteca.
Cogió el aparato de las ecografias, y lo deslizaba de arriba abajo con la misma suavidad con la que me había cogido antes el rabo, y su cara se iba trasformando en muecas de impresión constante
en la pantalla aparecían sombras de todo tipo, se levanto, salió y entró otra doctora, tampoco estaba mal, entradita en carnes pero bien configurada,
-Mira esto.-
-Que veis?-pregunté
No me contestaron
-No es por nada pero lo que habéis untado con gelatina como si fuera una rebanada de pan con mantequilla, son mis pelotas y me gustaría saber que cojones estáis viendo!!!-
-Los tuyos- me contestó tajante la ultima doctora,-estamos viendo los tuyos y haga el favor de callarse y dejenos trabajar, para nosotras es un asunto muy serio, ¿de acuerdo?-
-Y tan de acuerdo es el asunto más serio que habéis tratado.-
al poco tiempo salió y volvió a entrar con un doctor,- este es el que me va a dar por culo-pensé.
Cogió el dichoso aparato, lo movió señalo algo en la pantalla, algo dijo, no se el que y todo acabó.
Me dieron unas toallas para limpiarme, me subí los calzoncillos, los pantalones, salí por la puerta agarré a mi mujer por la mano
- ¿Que te han dicho?
-Que era un asunto muy importante. Se preocupó.
Salimos a la calle cogimos el coche, fuimos a Madrid, entramos en un bar y pedí dos cervezas.
A los quince días cuando recogimos los resultados, me recibió la doctora de cabecera, vio las pruebas, me mandó al oncologo, este me mandó más pruebas al cabo de unos días, me dijo:
-Cancer de testículo, con metástasis en el retroperineo y aloja un nódulo en pulmón. Tienes carcinoma, seminoma, teratoma y teratoma embrionario inmaduro. Vaya, vaya la que tienes aquí liada. Caso interesante. Entras en quirófano en diez días.
-En quirófano?- pregunté
-Si tenemos que extirpar el testículo derecho y limpiar la zona.
-No me jodas me vas arrancar un huevo?!!!
-Tanto como arrancar...
-Joder!!... bueno me daba igual, tenía dos.
Después de operarme llegó la quimioterapia. La quimioterapia es como una resaca de las peores, vas por la calle y tienes la sensación de ser invisible y de que a cada paso que das se te escapa algo de vida por la suela de tus zapatos y por las costuras de tu cuerpo.
Llegaba por la mañana al hospital, subía las escaleras hasta la primera planta esperaba a que me llamaran, la mayoría de la gente se agolpaba en la puerta para entrar los primeros y si no lo hacían se encaraban con las enfermeras... que extraño prisas casi por morir, prisas para que te quemaran por dentro con líquidos más dañinos que el que el whiskey de garrafón.
La quimioterapia me dejó sin pelo, las uñas me ennegrecieron para luego caerse, me quedé sin venas y lo peor eran los pinchazos que me tenía que poner todas las noches antes de dormir, el cerebro casi no funcionaba, la polla había vivido tiempos mejores, y mi testículo el pobre viudo tan joven... la única ventaja que encontraría ahí abajo era la de tener más espacio en el salón.
En el hospital te encuentras de todo tipo de gente, es como una estación de autobuses tienes que estar con mil ojos, una mañana pululaba por la sala de espera a quimio, una maruja plañidera, pasó por todas las sillas escuchando las miserias de otros y soltando sollozos sin una lágrima, la veía acercarse, veía su aleta de tiburón llorón, deslizándose hacia mí con hambre de pena, con ganas de regocijo y llegó y me pregunto:
-Que es lo que te pasa? con lo joven que eres, madre mía de verdad no me lo quiero imaginar, cuentame¿Qué te ocurre? ¿Por qué estas aquí? ¿Qué tienes?.-
-El horóscopo señora que me lleva loco-; me levanté, me llamaron y entré a mi sesión.
En las ultimas sesiones, uno de los líquidos que me inyectaron, me provocó reacción y solo recuerdo levantar la mano, después estaba tumbado en una sala aparte y tapado con mantas, el pecho me dolía y lo tenía rojo, me habían tenido que reanimar, me fui a dar un paseo más allá de mi cuerpo, no vi túneles, ni luces al final del pasillo, solo sentí una gran paz, una inmensa tranquilidad.
Un medico, de medicinas alternativas al que visité, me preguntó si había dejado de hacer algo en mi vida... -escribir- le dije, pues escribe debes sacar tus emociones, tu cancer es emocional.
-Y caro-, le contesté. Me ha costado un huevo.
En todo momento hubo un comienzo
Así fue como pasó:
Sentado en el 7 calles pasó por delante una mosca que me hizo caer inmerso en largo sueño reflexivo... el vino resbalaba cuello abajo y todo lo que pensaba se convertía en hipo.
Imaginé que todo tenía un comienzo elaborado y con unas formas determinadas, de alguna manera seguí dándole vueltas a todo ese embrollo y fabricando el comienzo más o menos perfecto de lo que tenía que ser una obra con rigor lingüístico. Recordaba todos los clásicos que en su día me enseñaron. Eran grandes en sus reflexiones y magníficos en sus palabras... buscar el cómo; ardua tarea, centrado en cómo lo hicieron ellos y la forma de cómo lo haría yo, tomando plantillas aunque escasas, de lo que había leído... sentí que me tocaban en el hombro y alguien que no me conocía pero parroquiano del bar, me hablaba entre eructos " echa te pa´un lao y te pago una birra" volvió a eructar, gutural, profundo, con retronasal de vomito y largo en postgusto a companaje rancio.
Le hice hueco. Me invitó; cuando me vine a dar cuenta seguía inmerso en mi búsqueda, pero decidí dejarlo. Nunca sería un buen escritor, a cambio me llevaría bien con las moscas de bar, nunca haría ascos a una cerveza y el rigor lingüístico imagino, que la vida me tendría preparado el mismo rigor que a todos... ¿el mortis? En fin; concluyo que en todo momento hubo un comienzo y el mío no fue ni clásico ni encontrado por ninguna musa de inspiración divina, más por un olor rancio, y una cerveza caliente.
Sentado en el 7 calles pasó por delante una mosca que me hizo caer inmerso en largo sueño reflexivo... el vino resbalaba cuello abajo y todo lo que pensaba se convertía en hipo.
Imaginé que todo tenía un comienzo elaborado y con unas formas determinadas, de alguna manera seguí dándole vueltas a todo ese embrollo y fabricando el comienzo más o menos perfecto de lo que tenía que ser una obra con rigor lingüístico. Recordaba todos los clásicos que en su día me enseñaron. Eran grandes en sus reflexiones y magníficos en sus palabras... buscar el cómo; ardua tarea, centrado en cómo lo hicieron ellos y la forma de cómo lo haría yo, tomando plantillas aunque escasas, de lo que había leído... sentí que me tocaban en el hombro y alguien que no me conocía pero parroquiano del bar, me hablaba entre eructos " echa te pa´un lao y te pago una birra" volvió a eructar, gutural, profundo, con retronasal de vomito y largo en postgusto a companaje rancio.
Le hice hueco. Me invitó; cuando me vine a dar cuenta seguía inmerso en mi búsqueda, pero decidí dejarlo. Nunca sería un buen escritor, a cambio me llevaría bien con las moscas de bar, nunca haría ascos a una cerveza y el rigor lingüístico imagino, que la vida me tendría preparado el mismo rigor que a todos... ¿el mortis? En fin; concluyo que en todo momento hubo un comienzo y el mío no fue ni clásico ni encontrado por ninguna musa de inspiración divina, más por un olor rancio, y una cerveza caliente.
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