Velocidad para cuidar una sombra.

 Descubres mirando en cualquier dirección

no colonizas, ni asientas... solo te sientas

a pensar que el mundo se ha podrido

sin embargo sabes que el amor 

te salvará.

La soledad del pescador,

la tristeza del pescado,

la alegría del solitario.

Viajas por espacios impolutos

de cerámica y barro.

Quizá el mundo algún día

desee ser tuyo

pero tu lucha, como siempre,

será deslizarte entre calles mojadas,

bares de mala muerte,

antros que jubilan la noche...

Y no te hará falta nada

excepto saber volver a casa.

Pasan los años y sigo rompiendo todo lo que se me pone por delante.

Me rompo.

Hago polvo todo,
me percibo como un monstruo,
alguien que todo lo hace mal.

Camino por los días
con el filtro que me da
mi propio miedo,
no respeto mis promesas
y caigo al mismo pozo,
tropiezo con la misma piedra.

Ahora tú, mírate al espejo y dime
¿Eres capaz de reconocerte
y salir a la calle?