Nada en pie.
Acabado el viento
sobre inimaginables
verdes etiquetas.
Queda el viaje
inexplicable del desvencijo
que provoca la soledad
apabullante
de la vuelta a casa.
Hirsuto y vencido,
el poder envejece
ante el mundo
que sigue creciendo
sin mirar hacia donde
desaparecen los cuerpos
celestes.
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