Con las alas cargadas
de sal inerte.
Abro al horizonte
mi mente sazonada.
Vinimos a ver como
las salamandras
sacuden sus colas
al huir del amargo elemento.
Me parece que fue ayer,
o el otro día
que cambié de parecer
y ahora tengo el alma perdida.
Voy necesitando aterrizar
para tragar tierra como primer
plato.
No hay mejor medicina
que la realidad,
para seguir alzando el vuelo.
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