No veo nada
de aquellos colores
de cuando empezaba.
Resbalan los sonidos
por la muerte
hacia una guillotina
de sonrisas.
Llevo en el bolsillo,
todavía,
cuatro canicas.
Juego a tirarlas,
llevo perdiendo
toda la vida.
Desvencijo
el aliento,
y lo convierto
en atraco.
Es hora de tomar
las decisiones
equivocadas.
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