A solas contra el poder absoluto.

 Mi sexo,

como el faro de La Jument

aguanta estoico sus olas saladas.


Embiste su escualeno

contra mis horas más solitarias

y encuentro todos los besos

que he ido perdiendo en mi vida,

entre sus muslos de tersa piedra

griega.

Por decir algo.

 Podría ser, 

que todo lo conjeturado

por todo el mundo,

flote en esa extraña cinta

que rodea el mundo

y que todas las personas

cojan la misma conjetura

y la exploten conjuntamente

unificando no lo que se conjetura

sino lo que se imagina como

el gran deseo. 

Todas las personas

deseamos lo mismo

aunque lo queremos de manera distinta.

No acabar en la soledad más dura;

no ser alguien despreciado,

no ser alguien sucio,

no ser alguien...

El efecto gente es dañino

aunque si lo trasformas en un fondo

sin forma definida, adaptable,

formas parte de la trasparencia

que se adhiere a la piel de ese horizonte

llamado universo.