Mi boca desea
a espuertas
todas esas palabras
bellas.
Pero escribo con insolencia
la parte oscura de la existencia.
Me he convertido en mala compañía
desde que escribo poesía.
Yo que fui un niño bueno,
agradable, estudioso.
Ven en mi esa parte buena
del maldito amigo,
pero nadie verá jamás
el hambre que provoca
estar apartado del mundo persona.
Afortunadamente, nos vemos todos
en los bares.
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