Estío verde
sobre piel mojada.
Incansable destino.
Viajo sobre
mi propia inmundicia,
las ruedas de mi coche
están oxidadas y pinchadas.
Mi religión
tiene como dioses
a los peces muertos.
En favor de la locura y para no caer en rutinas de asedio apático.
Estío verde
sobre piel mojada.
Incansable destino.
Viajo sobre
mi propia inmundicia,
las ruedas de mi coche
están oxidadas y pinchadas.
Mi religión
tiene como dioses
a los peces muertos.
Quizá en el mundo
haya más riqueza
que la que escucho.
Mas esta noche me basta
escuchar a la rana,
como dialoga con el grillo.
El mundo,
es así de sencillo.