Porque la profundidad
de tus hoyos, la conozco.
De niño ya jugaba
al "guá"
Medía con mis dedos
la justa distancia
para colar mis canicas,
en el agujero de tierra,
y robarle al resto
las suyas.
Sin guante blanco
me llevo puesto
tus aromas; prendidos
en aquellos deditos
de niño.
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