Como el vino mancha la copa,
así es la muerte del espíritu estancado.
Tan solo es bebido el liquido esencial.
En ocasiones el alma, la dejas resbalando.
Raspando pellejos a la vida,
la muerte se convierte en jirón
de una existencia criticada
por su forma de extirpar segundos
a su propia vida, esa que tan eterna,
la mantiene matando.
Muerte no es vida,
mas vida no es estar vivo,
al menos siempre.
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