Ático de sueño, esperanza, deseo y lagrimas.

Allí donde mi pena
sonríe con algunas
cosas que solo ella
sabe ver...
en esos abismos
donde habitan
sus lagrimas,
en hogares
de temperamento
que solo la rutina
sabe convertir en deseo.
allí... es donde los ojos
se cierran para ver
la espiga y la locura.

Por esos senderos,
que serpentean
como manos
entre el cabello
de la niñez...

es ahí,
donde quisiera
que mi eternidad
descansara,
como un murmullo
que danza
en el teatro
de plata, que jamás
llega a puesta de sol
dorada...

He de conformarme.
He de conformarme
que al menos la pena,
la mía,
la de muchos,
la de todos,
esa que solo
tenemos antes de dormir,
o cuando
esperamos
a que se ponga
en verde
el semáforo...
o cuando
únicamente
imaginamos
cerrando los ojos...

Esa parte nuestra, esa;
esa
que se arrulla en nuestra
vida
como la almohada
que abrazamos a solas,
o cómo la última
cerveza del parque...
o como el sollozo
que escondemos
en el bolsillo
del pantalón
para guardarlo
y que nadie lo vea...
Esa parte, donde la pena
sonríe con pequeñas cosas,
digo...
con la que me conformo,
es la que convierto
en buhardilla:
donde me guarezco de todo.

Parpadeo en el sueño

Y si me dijera
que al final todo
no es lo que vivo...
volaría en un barco de cristal
roto...hecho añicos
por la muerte del sueño...
mientras la lluvia
empapa mi espíritu
vulnerable
de papel...
mi alma de cartón piedra
intentaría atravesar
como un jinete
iluso
cargado por
lirismos,
lo incesante
de la vida, que reflejo
de esto;
sería como
un pato muerto
de pluma finita...

Cargo mis armas
que luego no disparo,
las dejo dormir
en mi vagancia...
no soy nadie,
que es ser algo más;
que algo dentro de nada,
y todo viene
a lo mismo...

Las puertas tienen
cierres...
pero sin saberlo,
poseemos
las llaves
de las que más
nos asustan,
el resto las dejamos  abiertas
para que salga nuestra muestra;
muestra
muerta de hastiada
vivencia....

Y el ritmo vuelve al poema
como al espía la pista...

No me conformo
con nada,
como vosotros
me bendigo
en mis males
para curar
la llaga de la culpa...

Esto no es poema
es una vena de la palabra
marchita....
que se desangra en la madrugada
mientras la lluvia
cabalga sobre el jinete
de la memoria,
para caminar hacia delante
abanderando la culpa.

Todo es extraño sí...
pero sin saberlo,
es más nuestro lo extraño,
que lo que conocemos; y
lo conocido:
auto-mofa

A solas...
A solas...
me vengo abajo,
pero con gente
me entierro
en mi mismo
para no ver
la extrañeza
de los demás,
es lo que nos deja,
el nombre,
el olvido,
la sed,
la mirada,
la ceja,
el parpadeo
(muerte en vida
que descansa
el ojo mientras amas)
la mentira,
la verdad,
la luz,
la mesa,

la puerta,
la puerta,
la puerta,

la nada,
y el grito...
pero se nos olvida
lo importante:
la promesa...

Y si mi pene eyaculara
semen sanguinolento...
escribiría vuestro
nombre
en
las
paredes
de
mi olvido...

Pero nací jinete
y cabalgo
en una estrella
que clava sus puntas
en mi
retorcido recuerdo,
lugar donde no escribo
ningún nombre...
únicamente
se atora
de vivencia
que sueño,
mientras
vuestro parpadeo
se trasforma
en defunción:
de mi
propia muerte.

Semen ebrio

Ebrio
me desparramo
por este mundo
loco,
y lleno
de monos
cuenta-cuentos.
Dios esta de baja por depresión,
la gente más gente
y cada día,
menos personas.
Desparramado me alzo
no en voz,
sino con  alzas
en los ligeros pies
de hielo
que la duda me deja...
Me alzo
y espero...
espero no desesperando,
sino esperanzado
a que todo esto
ca
     m
        bie
antes de que esa escalera
nos lance abajo,
y no haya posibilidad
de romper los huesos
al mundo...
Me alzo
ebrio,
esperanzado,
y desparramado,
dejo mi que semen
empape
al mundo
dejando mi peso
terrenal,
para que mi alma
trepe por las enredaderas
del espacio
y reírme del contra tiempo.

Amor, Sal y angustias de la soledad que abrasa la sombra.

Melancólico y absurdo
camino con mi corona
negra de lirios.

Con tu tristeza colgada
del llavero de mi olvido,
me machaca nevando
silencio de pena,

No lo olvido
no lo olvido,
quiebro mi sangre
al borde
del navajazo,
y la vida me devuelve
el gancho
como un beso
de angustia.

Melancólico,
absurdo,
estúpido,
ridículo...
soy como un corazón
gris
que baila solo
cuando el asfalto,
es amigo
indiscutible
de mi propia sombra,
esa que huye
en noches
de lluvia,
cuando el agua
se trasforma
en pantanos de sal
solitaria.

Amor en todo y nada

Yo no amo
las cosas
como quiero
amarlas.
Las amo
como ellas mismas
se aman en su esencia.

Dentro del mundo
dando vueltas,
todo gira,
se mueve,
se dosifica,
cambia...
pero se sigue amando
por si solo
en lo que a su odio
se magnifica...

Todo se ama solo,
solo se ama todo:
cuando todo
es nada
y se ama por ello,
por nada,
y sin saberlo.

Yo elegí esa senda
oscura
que se ilumina
tan solo
con la luna...
elegí
la soledad del amor
del amante solitario,
que ama como nada
a todo...

Elegí ser un lobo
que se filtra entre nieblas
espesas, que aterroriza
con su presencia
de amor solitario...
Elegí
amar a nada,
para amarse solo
y con ello
las cosas me aman
y todo es nada.

Encerrados

En ellos mismos,
son autómatas
de sus propios
sustos.

Los ves en el metro
mirando sus teléfonos
o con auriculares puestos:
son los encerrados
en esta vida.

No escuchan la sinfonía
disonante del mundo,
sus gritos,
sus cláxones,
sus camiones de basura,
sus llantos de niño
el pisar de las almas
en su vida de ajetreo...

Se encierran en ellos
como
una prisión de su cerebro,
su banda sonora
es su tarareo,
su apuesta en la vida,
es la próxima carta
del juego al solitario
en el móvil...

Están en la sala de espera
de la vida, que esperanzada,
espera
verlos nacer...
pero no abandonan
su placenta.

Son los encerrados
no miran,
no hablan,
no gesticulan
y cuando tropiezas
con ellos,
fruncen el ceño,
porque su alma
intenta liberarse
esperando la disculpa.

Arrancados conocidos.

Nos arrancan,
yacemos lánguidamente
en un prado tranquilo.
Nos arrancan
para que la savia
chorreé por nuestras
extremidades
desmembradas,
tal es, esta belleza
desangrante,
que no se cansan
y siguen
y
nos arrancan...
Palidecemos,
marchitas nuestras
almas
se tienden al sol
para volver
sobre el recuerdo,
Nos portan
manos huesudas
de uñas kilométricas,
creen olernos,
pero no se hacen
con nuestro aroma
de vida escondida.

Nos arrancan,
pero navegamos
Nos arrancan,
pero nos reconocemos;
somos más de un millón
los que estamos arrancados,
nos gusta identificarnos,
dejamos caer nuestras hojas
dejando un rastro para saber;
arrancados,
a donde vamos....
Lejos
alguien llora
arrancado,
lo identificamos,
mete sus lagrimas
en un bote
y tintinea esas
lagrimas:
En medio de la tormenta.
Nuestra sangre es nuestra savia,
Nuestro sol, lagrimas
que tiritan
en medio de la tempestad.

Luces y aguas

Todo lo que hablo
lo rompo.
Todo lo que rompo
lo descompongo.
Buceo por los sótanos
de mis inconsciencia,
me siento en la cúspide
de mis anhelos,
mastico
el pasado,
como todo lo que quiero
sobre mi mismo.

Buceo en los abismos
de mi yo profundo...

hago puzzles con lo que siento

Rompo todo lo que pienso
Descompongo
en palabras
lo que viene:
eso es pasado
no más que recuerdos...

Navego
en una barca que hace aguas...
Apago mi sed con ellas,
chocando con las rocas
soy el faro de mi abismo,
el faro,
el faro,
el faro,
descompuesto
faro.

Convirtiendo té.

Es de noche
está cerrada y fría.
me acurruco bajo la manta
mientras observo la llama de la vela.

Pongo agua a hervir,
me sirvo un té.
Mis manos se calientan
al posar y envolver
la taza con ellas.
El té es un regalo
que me apacigua
y me hace entrar en mi.

Miro el té, la taza
mi cuerpo como la taza,
mi espíritu
caliente y humeante
que hipnotiza es el té.

¿Seré un regalo
para el alma de alguien?
Pero el té no se pregunta
así mismo,
no tiene esa capacidad,
solo sabe que está en este
mundo para satisfacer
y contentar.
¿Somos té?
¿Eres té?
deja que algunas manos
te abracen y envuelvan
como a la taza,
permite que tu humo
y tu sabor
sean un regalo
que apacigüe
espíritus fríos.
Convierte té
y deja que otros
a través de ti
entren en ellos mismos.