que me cambian las cosas
de sitio, no las de fuera,
Sino las de dentro.
No sé que tienen las sombras
que cuando las miro,
todo lo que pienso,
se me convierte en salmo.
Tal vez he arruinado
mis quehaceres de vida,
perdiendo el tiempo
observando.
No sé si es un condicionante,
vivir medio muerto,
o que imaginar la vida
en otra realidad muy distinta
sea motivo de un acuciante
delirio de espanto.
Cuando algo bueno me pasa
huyo despavorido
como alma que lleva el viento,
al mismísimo regazo del diablo,
por las manchadas y usadas
avenidas del verso.