Largo pasillo de una casa sin salida.

Todas las puertas
tienen cerraduras.

Todas las ventanas
también.

La flor posee
su propia trampa.

El juego
siempre es peligroso.

Advenedizo,
me deslizo
por estambres
de voces a dos bandas.

La muerte
es un saco
de concertina.

Las puertas,
tienen cerraduras.

Las ventanas,
tienen cortinas.

La opinión se infecta,
la política ya no es del que opina,
ni la filosofía del que piensa,
ni la poética del que se masturba
mientras imagina a su vecina.
La trampa de la flor,
sigue siendo su aroma.

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