Lenguas quemadas con maderas de aluminio.

Corro y sudo sueños.
Me caigo en suelos de amargura,
y entre otras cosas...
me despeño.

Revertida mi llamada
y muy mudo el mensaje
se me agolpa en la cabeza
pequeño fracaso,
a cada instante.

Vendrá, quizá, la montaña
sin piernas,
a aquel que no camina
ni para atrás.

Ahora vendo palos,
que sean otros
los que le den sentidos,
oraciones,
o usos varios de fregasuelos.

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