Mojo mis pies mientras voy muriendo.

Voy contando
los días
como hierba
que nace
bajo la razón
perdida.

Aún mastico
lo ocurrido
como descontentos
que han florecido
en la consciencia
olvidada.

No ceso
de buscar ruido
para convertirlo
en una espada
de madera,
y apagar con ella
cualquier fuego.

Para siempre muerto en la noche solitaria.

La vida tiene
su ley infranqueable,
todo tiene fin.

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Los secretos son
como una cama deshecha,
todos saben
como quitar
las arrugas de las sábanas.

Atendiendo exploraciones, fuera de conceptos irremediables que duermen en la sinrazón de nuestra violencia.

Me vacío,
me ahueco...

Llevo en las pérdidas,
los elementos base
de la ciencia abandonada.

Inexistente,
lo inexplicable
se auto-define
como una violencia
demasiado inútil.

Bebemos de los atropellos
mortales de nuestra saliva.

Posterguemos la ciencia,
en favor del desconocimiento.

Quizá algún ayer se describa,
como un futuro que no llega.


Juego sucio.

Porque la profundidad
de tus hoyos, la conozco.

De niño ya jugaba
al "guá"
Medía con mis dedos
la justa distancia
para colar mis canicas,
en el agujero de tierra,
y robarle al resto
las suyas.

Sin guante blanco
me llevo puesto
tus aromas; prendidos
en aquellos deditos
de niño.

Razonamiento incauto sobre un puñado de tierra en mi cabeza.

Yo quiero
que todas las aspas
sean brazos de gigante.

Allí donde todos ven locura,
viven los ojos de un miscanto
empapado por el rocío,
de todas las locuras.

Aún tengo cuchillos
para ir cortando la tierra,
y de esta forma
ver a borbotones
el ocaso añadido
a una descripción
anti-heróica.