Hilvanando cerca del nirvana solitario.

Tiembla quieto
el árbol en la noche.

Aviva fuerte la hierba
el fuego ligero.

Recibe alegoricamente
la lluvia, el charco solitario.

¿Quién no arde
al sentir esto
mientras lees
a solas una etiqueta
de  cemento?

Mis venas van cargadas
de fuego.
Cabalgo a solas
lleno de silencio.

No hay retorno cuando decides cruzar una frontera imaginaria.

Dime cuántas catástrofes caben
en la palma de la mano.

Dime... cómo de grande
es esa mano.

¿Una mano puede estar
en cualquier parte
del mundo?

Alrededor del mundo
la pobreza se mueve
como una peonza
con punta afilada.

¿Cogiste el ascensor
y apretaste tu piso?

Hablaste del tiempo,
pero no fuiste capaz
de exclamar a ese desconocido
lo mal que te parece este universo,
inexacto en emociones
tan minucioso en ciencia.

Deséame lo mismo que te deseo.

Abramos juntos las ventanas.

Hagamos que pesen igual los polos,
sin que se derritan las sonrisas
de los osos polares.

Ayer me encontré a mi,
mientras hablaba de ti,
ojalá que te ocurra
con ellos,
al pensar después de hablar.

Te imagino en tu casa comiendo naranjas
mientras recuerdas a tu abuela
cuando eras cría.

Ayer me fui de madre
para recordar a mi padre.

Ayer me quise comprar un cello,
para que mi alma no estuviera sola.

Ayer llevo en el pelo, como una horquilla,
la imagen de todas tus sonrisas.

Esta mañana me desperté
liberado de miedo.

Y al llegar a mi casa,
dejé a esa persona en el ascensor
sonriendo.

Mañanas en las que el frío se filtra por la ropa del armario.

Coincido con el vacío
en el preciso momento
que la duda se expande.

Como la apertura de alas
del ave, que olvidada realiza
su migración solitaria,
me desperezo por las mañanas.

La vagancia me colma el espíritu,
remoloneo en medio de la cama
como el niño que juega en el barro.

Describo mientras el sol
llama a mis parpados,
tu nombre mientras despierto.

Anagnorisis y peripecia. III.

...Porque en ocasiones
la música que escucho,
las flores que miro;
el amanecer,
la verdad absoluta,
la mentira desgarrada
el árbol manifiesto,
la planicie apagada,
las estrellas que caen
al suelo como gotas
de esperma huérfano;
el imaginario encendido,
la muchedumbre alocada,
el carecer de argumentos,
o tenerlos todos...
las azaleas,
el miscanto...
todo es un planto.

Western de ojos tuertos. Diana lejos de Grecia.

Frente a mi,
una muerte.

Doliente,
irreverente,
descarada,
advenediza.

Tras de mi,
una experiencia.

Colmada,
vacía,
a veces arrepentida,
otras corta de acción.
En ocasiones...
desdichada.

Es un duelo
constante...
en medio,
yo.
Mi ego.
Mi decisión.
Pantalla de carne
para las balas
que fabrica el día
a día.

Espero los disparos,
para alimentar estos
pasos, que alimentan
la vida.

Morir a cada segundo es como un largo sueño conseguido.

Todo continúa.
El agua,
la emoción,
los colores
y lo inesperado.

Mantengo
mi nivel
para que la vida
me sorprenda,
en momentos
como este.

Tengo cajas
en casa llenas
de otras mudanzas.

Tengo el corazón
ligero de trastos,
mi alma no vuela
mas se reconcilia
con mis ancestros.

Hablo con mis muertos,
y el mensaje de silencio
se evapora entre mis cabellos.

Contraluces,
grises,
todo resulta
divertido
mientras fumo
el resultado nefasto
de lo decidido.

Talleres que miran al frente, y no ensamblan lo pactado.

Dentro de mi...
eso que fabrica
coches estrellados
recién sacados
de taller....
dentro de mi,
elabora mil
cosas.

Todas rotas.

Quieren
arreglarlas
entre todos
y todas,
las que trabajan
dentro
los que elaboran.

Siguen rotas.

Rotura
de fábrica.
Desperfecto
congénito.
Mal ensamblado.

Aún así,
se lanzan
con ese síndrome
de deterioro
a la vida inconclusa.

No pasa nada.
Se adaptan.
Hay tantos fallos...
errar es algo humano;
un derecho adquirido,
inalienable.

Una esquina en la vida
en la que apoyar la pierna,
y mirar la calle
a esperas de que se solvente
lo que llega.

Esperanza de educar
el fallo, como una forma
indefinida de cariño.

No mirar,
contemplar
mientras dibujas
los pasos, equívocos,
de otros.

Convirtiéndote así,
en taller del destrozo.


Nacimientos en medio del océano, mochilas cargadas de agua salada.

Tiro fuerte
de esta palanca
que nubla
mi ardor absurdo.

Cambiante
como el aire,
rolan todas
las banderas
como ausencias otoñales.

Ahora allí,
nos espera la dicha
mientras metemos
bajo tierra
cualquier absurdo
creado a raíz
enajenada.

A lo mejor mañana
comienzan las hazañas...
a lo peor lo dejamos
procrastinar en medio
de nuestros vientres
rajados y negros.

¿Quién verá morir
fetos en los años limpios
venideros?

Colecciones a falta de cromos, que se solventan con litio en pastillas.

Ya no queda hueco
en estas islas.

Siempre tengo
la misma imagen
de antiheroe
por la ciudad
plomiza,
de pies magullados.

Tengo los días,
repetidos,
como los cromos.
Los quiero cambiar,
pero todos tienen
los mismos,
continuamos
con papeles arrugados
comiendo tortilla
fría por el patio.

No queda hueco en este álbum.
La única estampa,
no la encuentro.

Así se reduce la acción
de lo vital.
Ser coleccionista
de lo que no podemos
tener y olvidar en un baúl,
el álbum incompleto.


Y así cojo el mundo, por el lado que no tiene asa... por cojo y no bizco.

Todo está claro,
¿no?
Sabemos cuando llueve
porque se nubla...

O al menos eso parece.

Quizá caminar por la ciudad
a solas, sea estar solo...

¿Verdad?... o no.

Nada es lo que parece,
aunque nos empeñemos
en que lo sea.

Pero eso solo lo sabes tú...
¿O nosotros?

Entrañas de una bestia que no desarrolla derechos.

Tengo tanto vacío
que parece el universo
creado de un físico
loco y sabio
bajo su pelo vacío.

Para mi nada es relativo,
cuestiono a cada instante
esa figura de caos
sin una formula insultante.

Hallo bajo lo convencido,
mil dudas, cuestiones
a cada paso que olvido
dentro de mis razones.

Pienso...
¿Para qué imagino
si vienen a decirme
que todo es falsa
modestia, de quien
no ocurre de lleno
en sus pensamientos
de razón ardiente?

Extraños víveres
de supervivencia,
esos de carne seca
y pastillas de emoción,
que a una realidad
nos daña sin medida,
ni razón.

Trajes de transparencia al realismo de la magia.

Todo es hierba
en mitad de la ciudad.

Todo es silencio
en medio de la música.

Todo se vislumbra
con la rareza de lo caótico.

Y así va ocurriendo
el mundo,
saltando de conflicto
a conflicto
como un héroe
desmedido
y nostálgico.


Mantras para cuando hace frío.

He recortado todas mis esperanzas,
les he dado forma de vía libre.

Mi coche me pide servicio
recomendado.

No me queda cerveza
y la noche es larga.

Todos mis valores
caen al fondo de una bolsa.

Repetir constantemente
lo mismo:

Siempre es hoy,
lo que ayer fue mañana.

Encuentro en lugares la misma piedra con forma de sangre.

Revelo mi dolor,
y lo exprimo en jarra clara
como vital liquido
vacío de existencia.

Valoro la creación
de la mano
que viaja por lo imaginado.

En estos tiempos, la tinta
es hora de lo inexorable
por eso viajamos
en trineos tirados
por corazones ansiosos.

La lengua por delante
de lo racional,
sin filtro surrealista.

Todo está vendido
en mercados de segunda mano
en los que encuentras
hasta sangre en tus botellas,
con dolor de otros.

La fruta de septiembre es apenas un mordisco al aire.

Entierro las manos en arena
como si buscara letras,
y la tierra me devuelve
menos arena que la que cubren
mis dedos, apenas unos granos.

Piso el asfalto de puntillas,
mientras arde mi estomago
al imaginar lo que recuerdo,
como un sueño aciago.

Miro todos los relojes
menos el mío,
como si mi tiempo
no fuera este,
o la hora estuviera cerca.

Parece que fue ayer,
cuando reflejaba mis manos
en el agua del lavabo,
y pescaba sueños
dentro del agua rota.

Azúcar tardío que se pudre dentro de la uva.

Ando sin cita previa
sobre mis errores.

He ahorrado
mis miedos
y derrocho
su sangre
derramando noches

Sueño con el calibre
que reviente mis sesos,
y los convierta en poema,
en medio de mis duermevelas.

Cara B del patio de colegio.

Estío verde
sobre piel mojada.
Incansable destino.

Viajo sobre
mi propia inmundicia,
las ruedas de mi coche
están oxidadas y pinchadas.

Mi religión
tiene como dioses
a los peces muertos.

Vino turbio en el descansillo de mi alma.

Viento que roza
la soledad del cerezo,
todo le sobra.

++++++

El último baile
tumbado en el lecho,
revive el muerto.

+++++++

Vive el bambú
solitario en el bosque,
verde mas solo.

+++++++

Danzan en mi copa
tigres que matan al hombre
que ven en su piel trofeo.

En la madrugada,
la cigüeña mata
al feto que porta.

++++++++

La naturaleza
es un estanque,
que sujeta el mundo
en medio de la noche.

Placeres en la historia que pinto con tinta negra, olvidándome de lo impreso en sangre.

Penetro en la noche
absurdo y abandonado
a mis propios enjambres.

Como el zángano bebo
y me emborracho,
creyendo que lo hecho
ha de ser como un estambre,

La capacidad de hacerme
daño, es como creer
en mi, como si yo fuese
mi propio hermano, cuando
lo único que elaboro
en estas noches,
es puro placer por el daño.

El masoquismo
que llega a revivir,
duerme en medio
de lo que no elaboro.

Tengo las piernas
tan quietas,
que camino boca abajo.

Sin más título que lo vivido.

Quizá en el mundo
haya más riqueza
que la que escucho.

Mas esta noche me basta
escuchar a la rana,
como dialoga con el grillo.

El mundo,
es así de sencillo.

Viviendo exactitudes en días de sapos.

Saboreo el ambiente
como carne cruda
del viento.

Imagino mi nombre
en carteleras,
y aún pesa mucho
mi luz de neón...
Esa que no quieres
pero todos pagan
por tocarla.

Partituras mojadas, tinta que orgasma.

La luna mengua
entre tu lengua
y mi cuna.
El amor es una baraja
sin comodines.

*****

Arriba en lo más alto
hablan de dios,
pero la perdición humana
es Hiperión.

******

En ocasiones
en nuestras casas
nacen trincheras
de guerra,
librando batallas
en la cama.

******

Tanto tiempo
mirando como
el sol desaparece,
que ya no nos hace
ocaso.

Estaciones alborotadas por trenes que nunca llegan.

Caen lentas las ramas
avejentadas del naranjo.

Contra el suelo,
se resquebraja el ocaso.

Mientras, el jaloque,
viste el huerto
con las flores
del almendro.

El cielo ha cogido
su vez,
para su lento padecimiento.

Suspensiva la vida en medio de un parto rodeado de espino blanco.

Erguida la flor del cerezo,
cumbre humilde de belleza,
entona mientras resplandece,
la melodía triste de un laúd
desquiciado.

Es tornado en cromático
y viento sin música,
el invierno acaecido
sin forma necesaria y exacta.

Mas todo es muerte y olvido
ante el orgasmo que la natura
exige, de manera insurrecta,
para continuidad de una vida
que mata, por vitalidad egoísta.

Quieto en medio de la oscuridad que provoca estar con los ojos cerrados.

En este antro,
por donde pasan
borrachos
y poemas alcoholizados;
aquí, digo, 
lugar del macarra de barrio...
todas las copas se llenan
de cerveza,
y los besos son de agua.

Quizá el pelo de la barba,
es para taparnos la cara
por la vergüenza de la mirada
aviesa, o el corazón que nos atraviesa.

Aquí en este antro oscuro...
aún espera a su compañera,
algún que otro canalla.

Sucia socialización del carácter.

A merced
de lo establecido
lo que pienso
es lo que siento.

Defiendo con sueño
esta rabiosa soledad.

Lo miro todo
con sangre.

Son mis ojos
esos tomates,
que pinchas,
en la ensalada
que yo no como.

Globos de carne y hueso.

En silencio, más mudo
que callado,
voy cortando
la fruta que me encuentro.

Desde luego
que las cosas
varían en la noche
del sesgo.

Ahora
Y entre tanto,
voy sembrando
por cualquier sitio,
todo este llanto.

Segundos sonrientes, en medio del álbum de Kodak.

Vuelvo a sudar
a escondidas,
como aquel joven
de veinte años.

Reacciones contra Rabias.

Puede ser.
Pero no suele ocurrir.

Hablo del momento
que solventamos
imaginando.

No de la vida
que nos complicamos,
deambulando.

Ahora existen
problemas;
pero no muchos más
que los que encontraremos
cuando intentemos solventar
las cuerdas plagadas de nudos.

Siempre ha sido para mi
una solución
quedarme quieto.

Permanecer tumbado,
observando
como aguantar
contra las cuerdas
es lo mejor, para después
una vez en pie
tras la tormenta...
saber atarme los zapatos.

Horas antes de un interrogatorio, el silencio me delata.

No veo nada
de aquellos colores
de cuando empezaba.

Resbalan los sonidos
por la muerte
hacia una guillotina
de sonrisas.

Llevo en el bolsillo,
todavía,
cuatro canicas.

Juego a tirarlas,
llevo perdiendo
toda la vida.

Desvencijo
el aliento,
y lo convierto
en atraco.

Es hora de tomar
las decisiones
equivocadas.

Titulando mansiones de sudor, cuando nadie se esfuerza por recoger lo plantado.

Me adelanto
en medio de la soledad
que elijo,
me paro, y sudo
cuando ella me toca
como premio
de suerte máxima.

Estar en lo acaecido
es nombrarte
como a un animal
que nadie recuerda,
en medio de la médula
fantasmal que todos
temen al nombrarla,
mas nadie recuerda
en lo sabido.

Conocer significados
no es ser un sabio
de lo vivido.

Desconocimiento del dolor, por sufrimiento abyecto.

Cuadros colgados,
como corderos
muertos en carnicerías.

Apuntes en papel verjurado
que no prometen nada.

Música como lenguaje
esperanzador.

Pasillo de cinco metros
tan largo como una década.

Comida esperando
ser cocinada,
como poemas
que aguantan dentro
a ser dibujados
con mala letra;
la de la repetición
por castigo.

Cuando el juego
es aburrido,
la muerte acaricia
nuestro pelo.

Héroes con el traje roto.

Frágil la aguja
entra súbdita
acarreando tragedias
nihilistas.
Todo el asfalto
del mundo,
son cucarachas
aplastadas.

Es aquí donde declaro unas pocas intenciones.

Me gusta
pedir peras
al olmo,
dormirme
en los laureles,
las prisas
de última hora,
y para saber
no compro viejos,
únicamente vivo.

Bajo el hueco de mis alas, el aroma es intenso.

Llevo un fuego
que me acompaña
desde niño.
En el sexo,
en los huesos,
en la espalda.
Arde mi alma
cuando arranco
flores de mi cama.
Esas que huelo
cuando te vas
cada mañana.
Por eso sigo
preso
en tu pecho,
donde cada hueso
es un beso.

Ebriedad social hacia las necesidades que nos degeneran.

El vacío
ocupa su parte
en nosotros.

Es por esto
la necesidad
de llenarlo.

Buscar faltarle 
el respeto,
a lo que por naturaleza
nos pertenece,
sin nada a cambio.

Embrago en punto muerto. Acelero siempre en garajes del tiempo.

Criminal
en estado gaseoso,
voy respirando
esas respuestas
lanzadas por los demás.

Siempre llegaré tarde,
a la cita del pensamiento,
porque la reflexión
va más lenta
que la bomba de mi pecho.

Mojo mis pies mientras voy muriendo.

Voy contando
los días
como hierba
que nace
bajo la razón
perdida.

Aún mastico
lo ocurrido
como descontentos
que han florecido
en la consciencia
olvidada.

No ceso
de buscar ruido
para convertirlo
en una espada
de madera,
y apagar con ella
cualquier fuego.

Para siempre muerto en la noche solitaria.

La vida tiene
su ley infranqueable,
todo tiene fin.

+++++

Los secretos son
como una cama deshecha,
todos saben
como quitar
las arrugas de las sábanas.

Atendiendo exploraciones, fuera de conceptos irremediables que duermen en la sinrazón de nuestra violencia.

Me vacío,
me ahueco...

Llevo en las pérdidas,
los elementos base
de la ciencia abandonada.

Inexistente,
lo inexplicable
se auto-define
como una violencia
demasiado inútil.

Bebemos de los atropellos
mortales de nuestra saliva.

Posterguemos la ciencia,
en favor del desconocimiento.

Quizá algún ayer se describa,
como un futuro que no llega.


Juego sucio.

Porque la profundidad
de tus hoyos, la conozco.

De niño ya jugaba
al "guá"
Medía con mis dedos
la justa distancia
para colar mis canicas,
en el agujero de tierra,
y robarle al resto
las suyas.

Sin guante blanco
me llevo puesto
tus aromas; prendidos
en aquellos deditos
de niño.

Razonamiento incauto sobre un puñado de tierra en mi cabeza.

Yo quiero
que todas las aspas
sean brazos de gigante.

Allí donde todos ven locura,
viven los ojos de un miscanto
empapado por el rocío,
de todas las locuras.

Aún tengo cuchillos
para ir cortando la tierra,
y de esta forma
ver a borbotones
el ocaso añadido
a una descripción
anti-heróica.

Corazón en medio de solares descalzos.

Oh mesa coja
resquebrajada,

Te sustituyeron el juego
por la partida.

Perdiste la juventud,
sigues perdiendo al póquer.

Desnuda de inviernos,
ardes en un descampado
olvidado de tormentos.

Palabras en medio de la casualidad adyacente.

Siete comas, medio punto y aparte.
El diablo juega con la tragedia
de los objetos.

Veinte leguas mudas,
el vientre de las ballenas
es un verso que se deshace
en medio de la noche,
mientras huye de los arpones.

Vives en un pueblo de seis millones
de habitantes y estás solx.

Mi madre me enseñó
a recortar nubes y pegarlas
en el papel.

El destino es tuerto,
cuando la noche reclama
el dolor que no es suyo.

Ahora tengo los cuartos
crecientes en el bolsillo,
y la luna llena se vacía
sobre sus senos de mujer
ejercida por una doliente
soledad.

++++++

Aguanta el despegue,
lo inerte será un recuerdo sesgado
en la balda de una memoria absurda.

Vendrán con libros abiertos
nuevos ejércitos,
y la munición caerá sobre nosotros
plena de conocimiento.

Botellas vacías locuras alimentadas.

Desesperadas
las aspas del molino,
sacudían atrocidades
de su traje encalado.

Hay un hidalgo
que toma vino
y LSD.

Detrás la excusa
para no hacer nada.

Todos sacamos entrada.
Nadie nos mordió
el ticket.

Abandonar las estancias
en medio de la  oscuridad,
sin tropezar con nuetras vesanias.

Espetando a todos los peces, una canción de vacío.

Pasa nuestra escena
cargada de mugre.

Se oyen los cantos
y las piedras ahora oyen.

Exprimidos nos entregamos
a nuestros vicios.

Algún día todo se romperá
para ser arreglado por otros
que no juegan con la vida.

Paseo en la llaga de la tristeza.

Tengo la muerte
adherida en mis zapatos.

No importa donde vaya,
siempre me anda matando.

Quizás entiendas, ahora,
por qué vamos viviendo
al tiempo que caminamos.

Tercios bebidos entre adicciones desechables.

El alma como el whisky.
La sangre vino añejo,
que sabe demasiado.

Meo cerveza
e imgino que el cariño
es un cartel de fiestas
de hace cincuenta años.

Lugares de respiro en medio de la batalla, con cuartel desvencijado.

Maldigamos la vida,
la miseria,
la amistad fallida.

Maldigamos el camino,
el atajo,
la foto de hace años;
aquella canción que elegimos
con quien no hablamos ya.

Maldigamos lo gordo,
maldigamos lo flaco,
maldigamos el alma,
maldigamos el corazón,
maldigamos lo sagrado,
maldigamos los buenos tiempos,
maldigamos el beso,
el abrazo,
la borrachera,
la mirada atravesada,
lo furtivo que queda entre nosotros,
maldigamos vivir,
maldigamos el amor.

Hagámoslo...
pero sobre todo hagámoslo en un bar...
en cualquier parte mundo
pero hagámoslo.

El reloj no marca tiempo, solo sombras que complican la metáfora.

Alrededor de la construcción
de la nada,
flota el éxito rodeado de basura.

Abandona el proyecto.
Abandona el proyecto.

Reinicia el status quo.
Mañana el futuro,
será una sinergia imperfecta
que se rodeará de caras.

Hemos despegado,
no hay emociones
junto al compañero
de viaje,
porque siempre preferimos
mirar por la ventanilla;
aun siendo viajeros interestelares.

Libertinajes sin ascos a los tabúes.

Reclamo mi desastre
como movimiento único
de la política de mis noches.

Tenerlo todo desordenado,
que esté todo revuelto,
tenerte siempre patas arriba.

Cabeza,
sentimientos,
y sexo.

Reservo
todo este revuelo
para tropezar
siempre contra el suelo;
lo que siempre vi cabizbajo...
ahora es mi cielo.

Aquí, ahora, no hay nada que prodigar.

No cambies tus inercias
por movimientos externos.

Hay un doctor
en medio de la oscuridad
que descifra
cualquier dolencia externa.

Todo es una maldición
que no es nuestra.

No niegues tus intentos,
son la radicalización de tu fuerza.

Mañana podrás hacerlo
de nuevo.

Las criticas son oráculos
indolentes al vacío.

De donde vengas,
no olvides ir dejando
tu equipaje como siembra
de experiencia...
así no pesa, así no molesta.


Yo vi caminar a una piedra sobre un hombre.

Acabando la vida
la jornada despierta
en mitad de la madrugada.

La noche es un secreto que todos callan.

Ahora vine a acampar en el pico alto,
de la estrella que habéis olvidado.

Esto es lo más seguro:

La música que escuchan
esos hijos que os hablan en idioma
que no entendéis,
es la comprendida
como idioma antes de emerger.

Lenguaje de estrellas en la que esperamos
felices antes de nacer.

Constancia creativa del plato resquebrajado

Heurístico
observo ebrio
y solo,
la hilaridad
que nos reserva
un sentimiento
que se abre paso,
sin respetar,
al dolor que causa
tomar verdad
de los sueños incumplidos.

Arrancarte los ojos
es como saltar
a la comba
después de un sándwich
de Nocilla.

Tomar partido
de lo aprendido
no es lanzarte al vacío,
es una pedrada que te lanzas
al futuro.

Un corte de digestión
mientras digieres
la tortilla francesa
de huevo podrido.

Camuflaje de hojas negras.

Me arrastro
al lugar más recóndito
de la miseria.

Bebo allí
en bol
el jugo de las bilis
que la vida exprime.

Me agencio
la venta de los
torpes suicidas,
descubro que todo
dulce es el chocolate
de la muerte
para entrar despacio
en la agonía.

Recuadros con óleo de vasos colmados.

Ocho recuerdos,
para un solitario
caído a plomo.

Como la escoba
barren dañando todo,
mientras olvidan.

Nunca imagines
lo que ya posees,
caerá a solas.

El fuerte viento,
despeina el movimiento
interesante.

Yacen muertas
ideas imaginadas,
senectas, enterradas.

El vino tinto
posee toda la sabiduría,
mañana atardecerá
con el rojo de tu boca
sobre el mundo,
ahora mismo
esta madrugada
tiene ya el color
de tus sueños.

Imaginaciones dentro de mis estigmas.

Sube y baja,
mi universo estable
en una partitura dislocada.

Mientras bebo a solas
imagino su nombre pintado
por todas las paredes.

Es tiempo de sequía,
momento de gotear,
dejar de correr por las calles.

Dormiré con las luces encendidas
para mostrar el camino,
para que vuelva como antes
a esta estancia sin plantas,
páramo vacío sin palmeras.

Raja abierta que oculta
la verdadera herida.


Llanura de pelo.

Sangre desmedida,
sin herida abierta,
corre por todo
mi cuerpo
al ver tu raja abierta.

Como los siux
pinto mi cara
con tu sangre
saltando cualquier regla.

Mil batallas de esta guerra,
ganemos alguna.

Trepando con mi lengua desde la esclavitud del asfalto.

Me confundo con el suelo,
gris, sucio, pisado, ultrajado.

Es la espera de mi condición humana,
ser el asfalto, el adoquín, el mármol,
parqué. Elemento que sustenta el mundo.

Mido los pies, y con los pies los pasos;
aguanto mucho en apnea bajo los zapatos.

Aguanto con paciencia, por ver si llegas;
saber de color son tus bragas.

Trepar por tus piernas hasta la libertad
de las telas.

Western de vida ante la placenta muerta.

...Y yo acaricio
el miscanto,
al tiempo que bebo.

...Ahora libaría esta botella de vino
sobre su coño colmado 
de feminidad.

...Pienso en todos los coños
del mundo,
y me viene a la cabeza
un vacío que nunca se llena,
que nunca rebosa.

...Es por eso que las madres
sufren el vacío de sus hijos.

El cordón umbilical es como una soga
que las ahorca, cuando vamos creciendo.

Las vueltas del mismo que sufrimos
algunos al ser paridos,
es la angustia que sufre la madre
cuando mira, y no ve más que dolor
en un mundo podrido.

Morimos al nacer,
porque nuestra conciencia
la dormimos.

Desnudando a Plutón

Que poco me gusta
como tan despacio
pasa el tiempo.

La muerte vive
en un segundo,
y puerta con puerta
comparte agobio
conmigo.

Tres pisos más arriba
el rellano inimaginable;
una resolución adscrita
al desorden de los planetas.

Dibujando el futuro con un lápiz de punta rota.

Existe para todo
un enjuto silencio.

Si hablas pecas,
si callas revientas.

En medio de eso,
la vida es un grano
en el culo.

No puedes hacer nada.
Si te sientas, molesta,
si corres escuece,
si follas roza,
si comes, al cagar, duele.

El corazón sube su tensión
mis narices sangran.

Ando acelerado,
con la hiel en los labios
y la bilis en el pelo.

Psicótico.
Psicópata.
Esquizo...
peco,
pio,
y meto la pata.


Titubeante entre mazmorras. Débil en las jerarquías.

A poco
me sabe
la muerte
cuando te beso.

Es agradable bailar
sobre el fuego,
con los pies desnudos
de charcos.

He retado con soberbia
todos los vicios.
Aúllo cada noche
exhalando el humo
de mi bilis ebria.

Mas no soporto,
me mata,
despertar por las mañanas
y ver la cama vacía.

Falsa estructura de los resultados.

Desconoce
todos tus actos.
Reencuéntrate con ellos
en la noche tranquila.
Así podrás valorar
que enloquecido
bajo la oscuridad
el aliento es más justo
al imaginarte desnudo.

Descuentos de una vida, a la muerte en rebajas.

Subido.

A horcajadas
ordeño sobre tu cara
el sobrante de mi muerte
que no deseo en mis venas.

La muerte como un caballo
salvaje e inyectado
con aguja de molde
oxidada,
recorre errando
todo el espacio de mis desilusiones.

Luego, me deslizo
por tus senos abajo,
esquiando tus pezones
vanagloriados de palabras
que tanto se me repiten
en la boca al escribirlos.

Corro huyendo por la ciudad,
como un niño macarra
con los bolsillos llenos
de canicas del orgasmo.

Se olvidaron la gymnopedie en el cubo de los paraguas, justo antes de que la melancolía se arrastrara.

Lo reconozco,
he ido de putas muchas noches.

También me he metido rayas
de coca como si no quemase el fuego.

Soy de esos que por aquel entonces
prefería la conversación de Georgina
al borde la cama, que era un precipicio
compartido, antes de una receta y visita médica.

Adelantaba otros coches
en discontinua con mi coche diésel,
el consumo constante, 4,8 a los 100.

Ahora me castigo menos,
vivo lo justo y miro demasiado
lo que me gusta,
hasta calcarlo en mi alma corrompida.

Eso sí, antes de tirar de la cadena
observo lo cagado,
y al ver lo que el agua empuja
constato que lo que se marcha es la crueldad
río abajo, porque el mundo sigue siendo
la mierda que flota en todas las aguas.

Carrusel de caballos muertos.

He vaciado todos los bares
con inusitada violencia,
cuando mi único poema
era pelear conmigo mismo
viéndome enfrente,
sin imaginar que no era yo
el de ahí.

Bebía más mi propia vida
antes que el propio
liquido del vaso,
que pedía,
a traga perro.

Una brutal ansiedad,
desmedida sombra
desatendida
que disparaba mi soledad
sobre un suelo de adoquines grises.

Rezo hoy a mi mismo.
Parte descarada de todo
lo que ensalzo a oscuras,
me da toques en el hombro
y me tutea.

Recuerdo ir en el coche
de mi padre escuchando
una radio que no cuajaba
en mi cabeza.

Aún llevo esas voces
de estallido tocándome
los tímpanos como si fuéramos amigos.

Hoy por hoy,
las cosas han cambiado.
Ya no me elaboro en la angustia,
ahora me alzo, para no ahogarme,
con la acidez de mis verbos.

Rombos en un cine de niños.

No hay nada como el dolor
para renacer en tus propios odios.

Cada uno sabe por lo que huir.

Lo sabes y no lo reconoces.

Descansa la desesperación en tu encuentro.

Son muchas decisiones,
para no desaparecer.

Odio profundamente
esa herencia  indirecta.

El año no es concluso hasta el amor.

Nunca se guarda a uno mismo,
en el camino trazado.

Tengo el suelo de casa
lleno de juguetes rotos.

Mundo transgénico en el cajón del frigorífico.

Buscar la belleza
en un mundo gris.

Ha de ser por eso
que todos los úteros
son como adoquines
de colores.

Tiré todas las causas
a un mundo perdido,
ahora pesco esperanzas
en el río sucio.

Puse la cabeza en la tierra
y los pies en el cielo.

Mi epicentro es un corazón
que cruje en invierno.

Continúo.

Sendero en medio,
latís como piezas
acosadas en el bosque
s
   o
      m
          b
             í
                o.


Leyendo tu espalda al borde de la cama.

Extraño el brillo
cuando siento el frío
de lo desparramado.

Necesito tanto correr
que me proyecto sobre
el cielo, al tiempo que enloquezco.

Perdí la cabeza
junto a las llaves del coche,
por eso siempre me arrastra
la grúa de la desmemoria.

Mirando al fondo del charco, que la lluvia dejó en mis ojos.

Vivo en una casa con mil espejos.

La ciudad está repleta de espejos.

El imaginario es un espejo.

Por todos sitios veo mi reflejo.

Nado por un mar de infinita persecución
a mi mismo, en la que no me hallo.

Al final, en el último, está el tuyo,
en el espejo roto.

No tengo miedo a verme,
sí a tropezar con el roto
y que los siete años,
sean otro torpe reflejo
de mis ojos cansados.

Yo sé que tu luz, es solo para los tristes.

Café solo
en taza de loza.

El sol, invernal sentimiento.
La vida con la velocidad justa.

La muerte pisa el freno.
La vida adelanta la tristeza.

Quizás mañana
mis besos sean más oscuros,
mas nunca serán más lentos.

Mecánica de las fotos ilustradas.

Hablar con la boca
llena de sangre.

Sentir la muerte
en una mañana soleada.

La cuota del mundo,
es correr para llegar
antes a una meta negra.

El pasado empuja
sin recordar,
cuando corazón
es un olvidado.