Despreciando las sombras de mis demonios.

Vacío
escupo en mis manos
las palabras que no escribo.

Peino mi pelo estirando
hacia atrás fuerte,
deseando apagar
todo lo que ocurre
de manera constante.

Me cepillo en silencio
apagando el fuego del pecho,
sintiendo en mi lecho
lo común,
de mi ego miserable.

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