Pacífico, acepto la única verdad del destino.

Apenas roza
el tiempo
mi piel rota
que imagino
en nada,
un breve olvido.

La medida del peso
debiera ser el beso.

Todo el mundo muere
agonizando,
vives por un buen gesto.

Desciendo bajo el cielo
con una taza de café, solo.

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