Abrazos que abrasan, el corazón crudo.

Son diez diamantes
lo que coronan,
mis dedos.

Diez brillantes,
que cortan
mis dientes.

Ando desaforado,
sin hecho logrado.

Vivo como el joyero,
que mastica,
con oro falso.

Pin-ball con los ojos de mi sombra.

Tengo todo
metido en un bote.

Las ganas de lucha blanca,
el viento de los viernes,
la partida perdida,
el sueño incandescente.

Es una píldora
malévola,
que trago cuando bebo,
masticando cristales
tintados de vergüenza.

Recojo así lo que no alcanzo,
siendo una partida lujuriosa,
vivir con el dolor, de lo que sufro;
al soportarme a oscuras.

Dibujando muñecas de trapo, con el dedo mojado en ceniza.

Recluidas en un bote,
como café maltratado;
gotean mis ganas,
que he fabricado
como gotas de orina.

Te beso como si meara,
te recuerdo como esa gota
que tras orinar, calienta
en medio del bar,
la entrepierna que nadie besa.

Un goteo íntimo,
una tibieza secreta,
un lenguaje sencillo
que hablamos esos
a los que amar,
les mata mear.

Tapando con saliva, la herida de una pedrada.

Entiendo la vida,
como un sismógrafo
descontrolado.

Tengo todos los temblores,
incluso aquellos
que has olvidado.

He dibujado como adulto
y con pulso de niño,
un bloc de espanto,
al carboncillo.

la muerte está siempre serena,
aun cuando más vive

Verdades encontradas, en la mesilla de noche.

Aguanto el fuego
de la vela,
siendo viento
intransigente y vitalicio.

He inclinado palabras,
al borde de un segundo
eviterno.

Ahora desboco
mi furia,
a cada sorbo de cerveza.

El té de crisantemo
carcome mis entrañas,
al tiempo que huyo.

Suite presidencial, con vistas mudas.

Como los violines,
de una sinfonía inexacta;
aparecen adoptando formas
sin más contenido,
que una partitura,
fácil de tararear.

Como el que caminó
por las aguas,
vamos contra viento.

Nuestros profetas,
son muñecos de plástico,
en coches tele-dirigidos.

Diciendo que sí,
como el perro de la parte
de atrás del coche,
viajamos por carreteras,
y subimos por escaleras
de goma y chicle.

Hace años que leo a escondidas,
los mensajes de voz,
que dibujáis en el viento,
por eso escribo,
porque me llegan las lecturas
de aquellos que como a mi,
no nos leen, pero lo dejamos
escrito.

Un trastero,
un coche,
un voluntad,
una tetera con bilis.

Viajo fuera de todo,
con la ayuda de cartones
viejos.

Oportunidades,
insolencias...
Todos estamos bien,
como la familia ajena.

Llego blanquecino,
mojado,
nadie pregunta;
como a ti,
en ocasiones,
cuando has muerto
mas llegas a tiempo,
a la hora de la cena.

Una manta que brilla,
en medio de la noche,
no siempre es la felicidad.

Ya no hay más lugares
que las iglesias sin tildes.

Todo se ha allanado,
por la fuerza de lo caro.

Pulpa verde, vida caída.

Vivir en la extensión,
finita de un páramo.

Cavilar en el tropiezo,
reflexionar con
esperanza.

Lo malo de vivir
es, en ocasiones,
el hollejo,
pero siempre
se excreta,
o deshecha.

Pasando por calles que nunca olvido.

Tomo vino,
pues necesito
albores,
olvidados por otros.

Vivir despellejándome
los dedos con los dientes,
concluirme cada día
imaginando, que tu vagina:
vuela como una garza.

Plantillas de zapato, húmedas de destino.

Tengo una sensación de muerte
dentro del cuerpo,
que el mundo se queda enano.

Hay un trozo de cerebro,
que no es mío,
y domina mis días.

Quisiera acabar,
con lo que me gusta,
pero lo necesito.

Nariz roja, sin heridas de sangre.

Entrelázate;
sé como el cordón
de tu torpeza.

Déjate caer,
tropieza,
riete de ti mismo,
antes de romperte la crisma;
es la mejor manera
de ahitar tu sardonismo,
antes de que sacien,
con tu ridículo,
su ironía.

Tramando asesinatos, mientras siembro bulbos para verlos crecer.

Abúrrete esperando,
eso que no llega,
y tanto deseas.

Desesperate,
bebe cerveza,
maldice al cabronazo
que lo gestiona,
pasea, entra en los bares
como si entraras,
en cama ajena.

Mastúrbate,
ráscate la espalda,
córtate las uñas...

Tras esto, llegará,
entonces,
parecerá una mierda
todo el sufrimiento.

La desesperación,
habrá servido
de aprendizaje,
para continuar
sobreviviendo,
en esta carrera,
en la perra vida.

Al borde del taburete, la barra del bar, es una carretera por descifrar.

Sentido amargor,
las hojas caen del tallo;
un corto viaje.

++++++

No es alegría,
vino el ruiseñor solo,
ebrio y triste.

++++++

En los aseos,
las putas entonan
sus carcajadas.

++++++

En el presente,
nos llega el pasado,
ciego de futuro.

Muerte en el asiento 10, del vuelo trans-ansiolítico.

Agito mis manos,
nadie me oye.

Como el avión vacío,
cruzo el mundo herido.

Empezaría de nuevo,
pero sin mi, en mi mismo.

Cada vez es más difícil,
leer mi codigo.

Ahora grito...
solo escribo a solas,
con el escozor
de mi esencia.

Me conozco menos que tú,
y no me encuentro
en ningun diccionario.

Esa es, la peor de mis características.