He levado anclas, sopla el viento y voy contra todo.

Se derrumba,
la ola destructiva lo destroza todo.

Es un mal que toca lo absoluto
y te deja desnudo.
Tan solo ladrillos,
tan solo alma;
tan sólo el corazón.

Miro alrededor,
la vida fluye y la gente sonríe.

Justo es a mi, o a ti,
justo es a los dos,
en medio de la apocalipsis,
en la que ocurre,
todo se cae por los suelos:

las barreras,
las alambradas,
las diferencias.

Seguimos en esto,
sabemos que tras la muerte
continuará aunque no estemos,
la saliva será el pegamento
de los odios,
el sudor de las manos,
el agua que limpia el suelo.

Ocasionalmente me estrello,
y lloro,
el mundo se me acaba,
todo ocurre y no hago nada.

Termina tu beso de las mañanas,
y el universo sigue su rutina diaria.

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