No mido las distancias, porque no vuelo.

No comprendo muchas cosas,
sin saber nadar,
no me hundo.
Y como el agua,
son vuestras palabras
que viajan entre nuestras
bocas.
Quiero aprender,
para no saber,
la sabiduría del mirlo,
al posarse en el árbol,
para mi la quisiera.
Esta noche,
la luna follará
con nosotros,
y la luz taciturna
saldrá por el norte,
será breve, no lo pierdas.
El mirlo se habrá ido,
pero nosotros
seguiremos en los bares,
calles sin salida,
estampando amor
contra las paredes.

Corre, fuera llueve y todo está regándose.

Hay muchos cambios,
porque todo cambia.

El quehacer es el porvenir,
el futuro pasa constantemente.

O disparas a la sien del reloj,
o te matas entre el tiempo muerto.

Asesinar al tiempo, es matar
las horas yacentes.

Vivir es pisar segundos,
en medio de una lluvia
que todo lo empapa.

Si todo fuese fuego, no sufriría por lo mínimo.

Ya no tengo viento, ni agua.
Soy el elemento cerdo.
varío en función de lo agrio,
tienes de recursos, los silencios.

Caparazones de costra indómita,
donde te ocultas por miedo,
indecisión y sufrimiento.

Hay mucho azúcar en lo que imagino,
hay mucho vinagre en mi boca,
navego en tu nombre,
por lodazales con los dedos rotos.

Ni invado, ni salto su respeto.

Imagino extrañezas;
como que me convierto
en liquido,
para colarme por sus poros.

Ella es porosa y osmótica,
pero no huele a mi,
ni soy su esencia.

Por eso me amarga,
no ser mi propio esperma.

Acercamiento a la ciencia de mis deseos.

Como el árbol,
estreno colores cada tres meses.

Soy variable, como la norma,
voluble como el tamaño.

Prefiero el paseo en otoño,
y la siesta en verano.

Me ha gustado siempre deshacer,
y meterme en líos.

Adoro los callejones sin salida,
me recuerdan a las vaginas,
parece que no hay nada,
en cambio siempre saco:
algo de vida.

De niño me masturbaba
con rodajas de jamón york,
lo más parecido a un chocho (imaginaba)

Ahora miro por la ventana,
y me siento al sol, cuando puedo.

Tengo una salud de goma,
pero puedes cocinar mi pene
en tu boca.

Todo es relativo.

En este juego es igual.
Materialmente imposible.
Cabe la posibilidad, Cabe entera.

El alcohol es peor fórmula.

Hasta la materia está hecha de besos.

Parece que lo has conseguido,
pero aún estás vivo;
lo mismo estás perdido.

Cronómetros indebidos.

Cada cinco minutos o cien años,
echo esa cabezada curable de almas.

Suelo estar callado y sonriente,
como un gusano entre la arena.

Puede que algún día lo inseguro,
sea posible.

Me gusta bailar en la cocina,
música infernal de los fuegos,
todo bien hecho, y lentamente.

Me gusta satisfacerme con cualquier cosa,
abro el frigorífico
y miro de arriba a abajo,
todo está ordenado y brillante,
la indecisión ante lo correcto,
me enturbia el alma,
no acabo de elegir nada bonito,
por eso siempre voy
donde la muerte congelada,
para hacer hamburguesas
con relleno de sabanas.

Desmigando mi pene, mientras te observo.

Me apunto a ese extraño carácter tuyo,
puedo pagarte la mensualidad, con sexo.

Estar suscrito a tu vida, como un pasajero raro.

Esperar con ansiedad, la hora de la comida,
beber como un salvaje, mientras hablo.

Eres como una terapia extra-corpórea,
no entiendo nada, mas,
me excita lo indescifrable
de como huyes del fuego.

Sabes de mi pasión por la muerte,
has cambiado mi credo,
antes la quería, ahora la espero.

Prefiero que la belleza me suicide,
y tarde cien años en morir.

Hemos diseñado un comienzo,
todo lo demás, será relleno.

En el rellano de tus huesos.

Tengo hechas las maletas.

Las he llenado de piedras,
sexo y tierra.

Voy a viajar de forma

P
E
R
P
E
T
U
A.

Quizá no venga, pero irás
por todas partes.

El equipaje no pesa,
el camino no es infinito,
la puerta de casa está abierta.

Anoche tuve una pesadilla,
un cuervo me huía,
un buitre me besaba.

Vendrás a todas partes,
me verás de lejos,
sabrás quien soy
por mi cojera.

Estaré asesinando relojes,
matando la espera.

Ases, reyes y disparos contra la ruina.

Quiero el camino tuyo,
para lamer esos pasos
de reina de picas.

Camino por el azahar,
opulento y dionisíaco,
soy tu sátiro durante las resacas.

Ahora convertido en certeza,
huyo de los viernes,
me escondo tras la vida.

Tengo cortinas sucias,
con manchas de lejía,
mi esperma es una serpiente
que repta, y entra en tus agujeros,
imaginando que son cuevas.

Soy el pescador de naipes,
uso el mejor cebo y no picas.

Si quiero música, pego mi oído a su pecho.

Tengo mucho ruido,
me gusta disfrutarlo a solas.

Bebo con el, en bares ceporros.

Camino con el por calles estúpidas.

Es mi ruido, todo lo distorsiona,
me lleva al fondo, donde no sé quien soy,
y a penas reconozco las paredes,
contra las que me castigo.

Tiene varias formas y en ocasiones,
la muerte es un filete que devoro
cenando.

Me retuerce las caras y las lecturas,
me entorpece la lengua,
me convierte en un detestable silencio.

Voy haciendo ruido, y nadie me manda callar,
ruido interno, ruido infierno,
sintonizo con la muerte
y escucho la música de lo extraño,
en la onda corta de la edad que avanza.

Todo lo entiendo distinto,
incluso el vino tinto, deja de ser santo,
para convertirse en necio.

Matando el establecimiento de llamada.

Los días están hechos.
la vida no.

El templo anual,
gira en sus cuatro estaciones.

La sombra de las magdalenas
tienen la no vida, del sol.

La medicación efectúa su viaje.

La noche es siempre que duermes.

Contradigo, contrabando,
demasiado cristal para tan poco mundo.

Actividad cerebral,
muerta por corazones asesinos,
espabilad ante el fuego de la vela,
la cera excitará vuestros sexos,
antes de que la lujuria muera.

Haz la vida, matando días.

Desesperado espero.

Noche cerrada,
eterna sin tu beso
el cielo aburre.

Juego de niños que mueren, sin saberse roto.

Muy roto todo,
no deconstruido.

Roto, muy roto;
tanto que lo roto
no es roto, sino deslucido.

Roto como el niño caído,
como la luz rota sobre la cama
que atraviesa las persianas.

Roto lo dicho, roto.
Es el juego de romper
lo roto, para romperlo.

No hay pilas para lo roto,
ni enchufe, ni pegamento,
no hay nada.

Sólo lo roto, es roto,
autentico.

Rómpete y se de nadie,
pertenece al suelo,
a la calle, al escombro,
al vertedero.

Roto, roto, roto.

Cerca, valla, espinos y ganas.

Camina como si fuese un arpegio.

Lleva la cara empolvada,
oculta el dolor,
es como una geisha ebria
y asqueada.

Suele ser la liebre que salta,
la que no esperas.

Me he emborrachado mucho,
pensando en ella,
hasta he mirado el botiquín,
en ocasiones, mientras me empuja.

Toma formas diversas,
es una autentica fiera.

Me seduce siempre que escribo,
me cierra los ojos cuando duermo,
me toca en los orgasmos,
me mata y me perdona,
me afeita y me emborracha.