Ligerezas de los extraños.

Esto es como andar
por un fino hilo de cobre,
la soledad, y la palabra enfrentada.

La sabiduría no es siempre
la razón.

El corazón lo lavo cada vez que puedo,
lo ensucio a menudo,
pero no hago daño y jamás lo haría.

La gominola del tonto,
es el sufrimiento del postrado.

Todo es baile,
la palabra enfrentada,
la vida,
el ímpetu de la defensa,
la acción maldita.

Puedo deshacerlo todo
y quemar el camino del medio,
el miedo, no camina por mi barrio.

Ahora he tendido las flores
al sol, parece un cuadro bonito,
pero pronto estarán muertas,
secas,
feas,
aún así tendrán color.

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