Muerte en medio de mis vesanias.

De niño leía en la cama,
disfrutaba de aquel tacto
de papel fino,
de aquel olor a tinta,
de imaginación loca
destapada por las historias.

Luego me quedaba dormido
con el libro abierto en mi cara,
lo olía en mi inconsciencia,
y me producía hasta flato,
una ansiedad inexplicable.

Ahora, me acuesto con ella;
es la autora anónima de todas
mis desventuras, de mi locura,
de ese fracaso que me ronda.

Me despierto con ella sobre
mi cara, como los libros que leía...
pero con el sabor de la aventura,
en medio de mis manías.

Gallinita ciega.

Me gusta matarme
en los te quiero,
es un suicidio
que dura toda la vida.

Debiera ser una muerte
colectiva,
pero el amor, es bipolar,
y nos deja en ocasiones,
al borde de una verdad
abismal y desconocida.

Por eso siempre he sido,
de amar hasta con los ojos cerrados.

Galletas y peces

Deja que que la angustia
siga su curso.

Es como un río,
desemboca y muere
en la inmensa y variada
vida.

Imposible, lo imposible.

No es tarde
aunque en tu cara
el tiempo labre.

Aún puedes si te aferras
y lloras.

El despertador aún suena
y lo mejor, es que lo escuchas.

Puedes hacerlo con todos,
todos son tú, y tú eres el canto
de un coro en un drama griego.

Coreuta milenario,
la vida no es en vano,
si eres capaz de volar
como un violín.

Huecos rellenos.

Las vacas no tienen maletas, ni estancias, ni conciencia; creo.
La ropa es como la vida en cascara, te enfundas y sales, pero olvidas siempre las lagrimas debajo de la cama. Ahora esperamos la lluvia y el suicidio de las hojas, para cubrir el asfalto gris y caluroso de las ineditas noches, en las que olvidas hasta el monstruo de tu armario o la oscuridad de cuando contabas cara a la pared, jugando al escondite.

Todos los días muero. Muero en la mañana, muero en la media tarde, al anochecer y en la madrugada, sé de sobra que tu también mueres, a solas todos los días, mas, lo haces sin la corteza ni la extrañeza del día, de la rutina del zapato negro.

Muero todos los días a todas horas como tú; y aunque no lo creas, intento poner un beso en cada muerte, mientras me robas las lagrimas que olvidé debajo de tu cama, esas que uso como migas de pan, para volver a tus besos, a tu sonrisa, a la vida de nuevo.

Dulces de licor amargo, corazones como tomates en lata.

Sueño en grande,
vivo en pequeño.

Descompensación:
abismo ininteligible
creado por el hombre
para la sociedad.

Siempre preferí
vivir por todo lo alto
donde sólo yo,
puedo elegir la grandeza
de mis recursos.

Sueño en grande,
vivo en el día
con todos los astros
deseando ser mi sueño.

Copulando con las nubes, mientras se balancea entre hojas.

Libre vuela deshojada;
raya la linea horizontal
entre el cielo y la montaña.

Llora todas las mañanas,
deseosa e incierta, extraña;
triste y melancólica cuenta
los días, deshojando el deseo
no atendido, como una margarita
en la que sus pétalos,
niegan constantemente
el destino del amor deseado.

Así despierta casi siempre,
esperanzada de amor,
y llena de orgasmos.

Muriendo en sostenido menor.

Me entretengo,
entre malos pasillos.
Camino en falso,
resbalo y caigo.

Ahorcado por la cuerda
de un arpa,
lloro flujo de sus orgasmos.

Entretenido por lo que pasa,
voy andando mientras dibujo
con mi dedo, extrañas figuras
en el aire.

Me gustaba y todavía
lo hago,
acariciar con la yema de mi dedo
indice, las paredes de casa
cuando el sueño me secuestra
a la cama.

Partiendo las bases establecidas

Es melodía hasta en el dolor,
corren los segundos como niños
del tiempo.

Pared destruida en lagrimas.

Encuentro constante con el deseo.
Mientras leo
subrayo jadeando, lo importante.

Marca los mejores capítulos
de cada libro,
esos que aprendí a leer
sin entender a penas,
lo que en ellos se había
escrito.

Me sucedes invariablemente;
hasta en las notas
discordantes.

por eso siempre:
compraré relojes atrasados.

Picoteando mientras sobrevivo en las calles.

Viento raro,
brisa rara,
besos húmedos,
tardes jadeantes.

Suelo absorto
pasos flotantes,
complicaciones adyacentes.

Tengo regalos aún por abrir,
mi eterna maldad,
es la que ven los malos.

Ves lo que quieres,
cambias lo que deseas,
lees en un traspiés, un fracaso,
y la quejumbre, te relata
al oído que te han vencido.

Tus rodillas aún flexionan
tu rabia, traducela: es fuerza.
sigue, ahora; no mañana, sigue.
Tus ojos aún miran, depende de ti,
hacia donde:

Es hora de besar el rastro de las avispas.

Barrancos corazón abajo.(Haikus de las cuatro vidas)

En cambio nada,
llegó a su vida llena.
Lloró más sola.

++++++

Un cementerio,
de mil crisantemos.
Color y muerte.

++++++

Vagina rota,
loto pleno y calmo,
adolescencia.

+++++

Tomo un vino,
a sorbos de la  copa,
soledad feliz.

++++

Cumplo cien años,
envejezco mi cuero.
mas no mi ficción.

Marca páginas de la desesperación.

Desesperado, en su ausencia,
desesperado, olisqueando
loco por hallarla,
siempre la encuentro
entre las páginas de los libros;
marcando todas las frases subrayadas
en las que mi alma se conmovió
al leer el misterio, el azote a mi alma,
antes de que me despertara con besos
todas las mañanas.

Rimando con la muerte en mayo, la supe amar en un día de septiembre.

como un crisantemo,
erguida sobre su tallo
y piel,
se asemeja,
para escribirle encima,
a un trozo arrugado
de papel.

Se asoma el sol
por su pecho,
lo veo desde mi vista
trasera.

La mañana calma,
y el río recitando su bajada;
parece que el día anuncia,
el nacimiento del sexo
en nuestra almohada.

Me dijo la muerte,
que no la soltara,
ahora con mis dedos,
leo en braile entre la hierba.

Vamos a coger briznas de miedo,
tejeremos una larga noche
cuando todos duerman,
nuestra oscura y secreta
desazón de arrebato.

Combate a tumba abierta

Arrinconarte entre las cuatro
paredes de la cama.

Empalarte en la distancia,
con un poema en carta,
lleva consigo darte forma
de vocal espatarrada,
tejer con las consonantes
de tu orgasmo un loncha 
para envolver mi pene,
repletar todos tus rincones
en abrevaderos de sueño,
cascadas irremediables
de gemidos y gritos;
sacudidas y estertores:

Imagina que la muerte
es minúscula y tímida.

Desayunos que apaciguan la ausencia.

Son las 08:00 de la mañana,
soy un adicto del despertar,
me giro en la cama,
y exprimo su vagina
como una naranja
para sorber su néctar,
apagar esta desesperación,
esta agonía de las ocho horas
sin consciencia de sus besos.

Vida entre sombras.

Amanece y llueve,
las nubes tapan el sol.
no hay luz, pero la claridad,
crea vida en su oscuridad.