Rutina del día en clave de fa.

Ella se levanta y lucha,
sueña con cambiar de vida
y mira con intensidad,
a las siete de la mañana,
un cuadro de Mompó.

Retoza entre las letras,
leyendo poemas a objetos
y personas, que no ha tenido,
que no conoce.

Sabe al igual que yo,
que no le gusta la poesía,
es amante de la vida,
por esa razón prefiere
el poema.

El poema saca lo mejor
de todo, a través de los ojos,
el tacto y la respiración,
el poema es pragmático,
la poesía es espera y aburrimiento.

Sorbe el café, se ducha,
se calza  envolviéndose,
en el uniforme de guerra.

Se acerca sigilosa,
me besa y yo la miro
como si no volviera a verla.

Todo en esto es una guerra
con cuartel de base,
no nos gusta lo que hacemos,
pero sabemos que a escondidas
como cuando empezamos en esto
del amor furtivo,
cuando lo poco de lo nuestro
se fraguaba entre bares desconocidos
y rincones casi oscuros,
sabemos digo,
que pronto cambiara
reiremos
bebiendo
cervezas
con los dientes al aire;
y mi sexo reptará entre su cuerpo,
hilvanando orgasmos
entre sus pechos y su cabello.

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