Tramos tramados.

Juntos.

Hay algo indefinible
en esa palabra,
que hace que por la mañana
me levante.

Abra las cortinas,
suba las persianas.

No tenga miedo
a mirarme al espejo.

*****

Beso.

Hay algo de unidad
que me trasforma.

En su saliva,
en su sexo.

En espejo.

*****

Revolución.

Hay algo de emoción
indescriptible,
que enciende mi ilusión.

Las ganas de cambiar,
las de viajar,
las de caminar por la calle
sin sentido, como perdido,
pero con la lucha en el pecho.

Sé que soy como el lobo,
sé que esta ciudad no es valle
ni estepa,
pero únicamente por soñarlo,
mi libertad corre de su lado
aullando,
y los cuatro vientos se esconden
por miedo.

Tardes de radio y voces en falso.

Mis ojos son tornillos,
y mi corazón un serrucho.
La fuerza de mi esperma
se me escapa por la boca,
moriré sin acunar la propiedad
profunda de mi nostalgia,
seré el aborto de mi palabra.

Me repito que no estoy solo,
y el firmamento,
me devuelve todo
con sangre a cubos.

Me cuesta acabar esto,
no encuentro la forma,
será que la soledad
me ha arrebatado
la posibilidad,
de expresar escribiendo
el dolor mío,
debe ser por esto,
que mi corazón corta
a trozos mi boca,
cuando sonrío.


Luces largas, faros antiniebla.

Calles vacías,
carreteras llovidas,
el agua está mojada
porque se siente llorada.

Parece que la humedad
se seca en medio
de todo lo que se llora.

Es como estar solo
en medio del espacio
no reclamado,
pero conduzco...
conduzco en medio
de la lluvia
y los limpiaparabrisas
de mi coche,
parpadean para apartar
esas lagrimas que caen,
como un aborto de la ternura.

Pienso que algún día,
todos los que nos critican
olvidaran,
como hicimos con ellos
al conocerlos;
pero el odio es eterno,
menos mal que aún,
nos queda la lluvia,
la soledad,
y el amor
a la vuelta de la esquina.

Si me encuentro me derrumbo

Puedo sentir como tiemblan
las llaves de casa en mi bolsillo,
es un aviso, para que no me duerma,
la lucha es dura como el ladrillo.

Si me encuentro me derrumbo.

Sé que el hombre del teléfono,
cuando me llama para reclamarme
está peor que yo.

Suelo pensar en los demás antes
que en mi, es una forma honesta
de protegerme.


Me gusta demasiado emborracharme,
bebo cuando y cuanto puedo,
es difícil olvidarse la mala sombra
que en ocasiones porto.

Si me encuentro me derrumbo.

Ten en cuenta si te acercas,
mi mal humor a veces,
es por no decir todo lo que explico.

Mientras hago cosas.

Parece que soy muy fuerte
porque soy grande,
pero no es así.

Me deshago con poco
como una mesa rota.

Miro mucho tiempo
el mismo punto en la pared,
y el estomago se me convierte
en un pozo de ausencia.

Guardo mucho rencor
a mi mismo, es absurdo,
pero es mi extraño
mecanismo.

Podría barrer
y pasar la escoba,
sin quitar a penas
polvo.

Respiro desde mi balcón,
cuando me siento vacío.

Miro el edificio de enfrente,
la gente pasa, como segundos
agolpados en el tiempo.
se atascan, se atascan,
están desahuciados,
casi muertos.

Paso mucho tiempo
dando vueltas sobre
mi, es un tío vivo de amargura,
que me hunde.

Intento buscar la sonrisa,
por eso cuando ella
me viene a buscar
y toca el claxon
para que baje,
es ver la luz
al final de este túnel diario.

Guiñando el ojo cuando no me veo.

En párvulos con cinco años,
rellenaba folios pintados
con corazones que hacía de papel
de cebolla.

Me disfrazaba de pistolero,
y disparaba con la boca,
cuando me daban... me hacía el muerto.

Jugaba con esa inocencia,
y era inocente de todos mis crímenes.

Luego, más adelante,  abría cómics
de superheroes.

Cuando todos miraban chicas,
yo miraba los pájaros por la ventana.

Ver un balón de fútbol me aburría,
prefería imaginar que era astronauta.

Ahora cierro los cómics de superheroes,
cambio de canal cuando veo el fútbol,
escribo desde un anillo de saturno,
tengo los ojos llenos de sangre negra.

La veo y entiendo el fundamento del todo.
y me deslizo por los toboganes de su destino,
con la certeza que me aportan sus llantos.

Me gusta mantener esa batalla con las sabanas,
cuando me despierto por las mañanas,
mis pies enredados,
soy un odio del sueño y me rebozo
cuando duermo con ella...
pero hallar el camino de salida,
es encontrar su túnel
con luz al final, al final de sus gritos.

El dolor se manifiesta en plazas,
y lo bebo a solas, porque soy un egoísta.

Mar amarga de melancolía que me soportas,
siento pena por ti, porque eres proveedora
única de mi falsedad y mi sombra.

Silbo a escondidas,
porque me da vergüenza hablar en público,
cuando lo hago, me dan ganas
de arrancarme las decisiones
a tiras, para clavarlas
con alcayatas en su espalda,
afortunadamente nadie puede descuidarme,
de lo contrario
en viento soplaría en contra
de todo lo que imagino.

Me disfrazaba de pistolero,
y disparaba sonidos con la boca,
con la misma que ahora beso,
con la misma que ahora callo...
pero no hablo,
pero no hablo,

pero no hablo,
pero no hablo....


Todo es como un columpio
que sube y baja, ya de párvulo
supe vaticinárme esta angustia
de bilis templada,
que sorbo hasta en verano,
como limonada de mi alma.

Gaza y mercromina.

Higiénico,
todos somos así,
casi nada nos afecta,
ni la muerte
ni las guerras.

Tan solo con la ducha diaria
nos enjuagamos la conciencia.

Por eso siempre me gustó
ser un guarro manifestante.

Estepas sin huellas.

Vacío de espacio,
vacío de lugares,
vacío de pelotas,
vacío de balones,
vacío de plastilina,
vacío de sumas,
vacío de restas,
vacío de divisiones,
vacío de diagramas,
vacío.

Camino de lo indecible,
camino de lo inescrutable,
camino de lo inexorable,
camino de lo misterioso,
camino de lo extraño,
camino de lo nevado,
camino de lo reservado.

Fin de la especie,
llegado el momento
del pathos...

Sólo queda, añadir
costras a la visión.

Vida en muerte

No sé porque la gente
teme a los muertos,
al fin y al cabo
hablan y beben conmigo
sin percatarse que mi hedor
cubre su aura rosa.

Mirando al cielo la esperanza me defeca.

Suelen ocurrir cosas,
de todo y en todo.

pero siempre estamos,
en el lugar erróneo,
así ocurre al perro callejero,
al gato que observa,
y a la mosca que vuela.

Soñé una vez, pero al despertar
lo olvidé, y desesperé.

Sigo en un filo que no es mío,
por eso llevo los pies ensangrentados,
y el alma empapada en vinagre
y esperma rancio.

Sigue pasando.

Ella es más fuerte
que mi destino,
su bilis será mi sopa,
en esos momentos
de resoplar todo
el odio que he tragado.

La muerte ira de mis besos,
busca resarcirse en el dolor
ajeno, un fuego que arde dentro,
a un espasmo de alegría
que separa en un paso,
la muerte de la vida.

Y en ocasiones solo siento
que viene... y me relajo,
cierro los ojos para que me arrastre
de los pelos, pero pasa de largo,
me mira y deja tensada,
la pena con la alegría.

Territorial y peludo.

Como si tomara
forma de carne,
es su boca en mi saliva
cuando no está.

Suelta como una loba en celo
la imagino por la ciudad,
deseando que llegue la noche
para ofrecerme su sexo.

Hasta que la tengo, voy meando
por las esquinas de la urbe,
marcándola entera como mi cubil.

Recordando como me chupa el dedo
cuando le doy queso en mis manos,
rebañandolo mientras las agarra,
mirando más allá de las paredes
de la cocina, que en ese momento,
tiene fuego y no están encendidos
los fogones.

Adicto adivinado.

El loto es blanco,
el jabalí es blanco,
la mosca revolotea,
el sueño no llega,
me duermo en los recitales,
me aburro en el cine,
río como una bestia,
cuando tengo una cerveza
en la mano
y un poema en la otra,
quizás no me llegue
nunca más nada,
pero tampoco lo espero.

La mosca cae en las redes,
la mosca se vende en los bares,
el loto bebe hasta caerse,
el sueño no existe cuando duermes,
las putas quieren dinero,
la coca busca narices
donde hacer madriguera,
y en medio de todo esto,
mi corazón poco a poco
se convierte en un  hikikomori,
lo sé, lo presiento.

Bosque sin mapa

Nací vientre de caries,
aunque siempre desee
ser sakura de tu sexo.

Poco entiendo la lógica,
por eso es que nunca
vuelvo siguiendo
el mismo sendero.


Tigres en mi copa de vino.

Meado encima
por mi respeto.

Anudo sogas de seda;
sonrío.

Creo espacios,
los repleto,
y distancio.

En la oscuridad
y el silencio me siento,
para ser menos
unidad y más deseo.

La envidia gobierna,
se sale de casa
con flores
en la boca del suceso.

Taño mi pena,
miro al suelo,
por desprotegerme,
no me tengo.

Uno mis declaraciones
a mis emociones,
con pegamento
del despecho.

En ocasiones,
es mejor ser un perro,
un cerdo,
tener ratas en la jaula
del cuerpo.

Bebo vino y hablo
con la luna,
ha pasado tiempo;
ya me quedé
a solas, oscuro,
desfasado,
ignorando la reacción
de un acto,
que creí verdadero,
sorbo rugidos
para cobijarlos en mi pecho.

Pedazos de cartón en mi cuerpo

El día la despierta
y la acuesta usada,
yo impertinente 
me gusta desflorar
su vulva a dentelladas
de olvido y pinza.

Mi esperma es un río,
mi semen es un caudal,
ando chorreando
por su pasillo,
como un cuchillo
herido.

Futuro con aroma presente.

Tampoco he querido
destacar, empecé
en esta lucha sin interés
y con pasión por esto.

Todos mis pecados
mezclados,
y sin comodín
en la baraja.

Sigo siendo
un criajo
desinteresado
y travieso,
e imagino
que si algún
día me hicieran
una entrevista,
preguntándome
cual es mi olor
favorito,
mi contestación
sería siempre
la misma:
El de la vagina
de mi pareja,
que habita entre
la baraja,
como un as de picas.

Lamiendo mi olvido

En esta forma
extraña de querer,
tan rara y osada
ora egoísta
ora desprendida...
lucho contra mi,
y me olvido
de lo elaborado,
como forma innata,
de la forclusión
de mi alma.

Liebres y colmillos, olvido y luces.

Pego mi oído a su pecho,
oigo su corazón.

Busco el mío pero no tengo.

Cierro los ojos, e imagino,
todo su sistema funciona
a la perfección.

Respira, y el aire
que exhala me da
en el pelo y es movido,
como el heno en el valle.

Abro mis ojos, entornados
veo mi mano en su tripa,
tengo los nudillos destrozados
de las peleas y los golpes
a las paredes cuando voy
borracho,
mis caderas están destrozadas
por la quimio y el dolor
es infinito, parece que estoy
pariendo constantemente
un mal presagio.

Tengo los huesos podridos,
pero escucho sus latidos,
su sangre viaja por sus venas
y yo solo,
sólo quiero beberla en mi lata de cerveza.