Accionista sin hipoteca.

Durmiendo en un banco del parque,
los riñones se te congelan, 
se mete el frío por la muerte
de los huesos,

No puedes moverte, es peor
para la pose.

Te subes el cuello del abrigo,
te arropas con los cartones, 
das golpes con las manos
para calentar los hombros
y el pecho: toses, estornudas,
te incorporas, saltas, deseas
que la miseria sea un campo 
de fantasía, donde batallar,
con tu ilusión  perdida.

Durmiendo en el banco del parque,
sé que todas mis acciones
no crecen con el frío,
la bolsa no cotiza,
ya no tengo imaginación,
ni plazo de interés vencido.
Mis manos no cuentan el dinero;
no les da tiempo,
el festín está servido,
soy un banquero sin interés,
ni préstamo, ni doy crédito.

y las palomas abren sus cuentas
con las migajas de mi soledad,
con la soledad de mis huesos,
en este extraño frío,
de no ser ya, quien fui.
Ora sólo, ora abatido.

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