Sorbo de mi soledad

Mi corazón es un filete
de segunda.

Henchido de lagrimas
bebe de su pena
en medio de la soledad
que se provoca.

Corazón,
pañuelo de papel,
cuando eras adolescente
no te mirabas en mi alma.

Ahora canta y restriega
tu pena contra la pared
de tu soledad intrínseca.

Pintando sexos

Cómo un compás
y un punta fina,
escuadra, cartabón...
pero sin regla recta
que me guíe...

Todos los caminos
son lo torcidos que imaginamos
ninguno es regla recta,
pero dibujo círculos concentricos
con mi imaginación surrealista.

El método es triste ante lo imaginativo

Me desdoblo ante la vida de tus ojos
mientras mi cuerpo se chorrea
encima de un papel que no es mejor
que tu cuerpo...

Pero mi lienzo sigue siendo tu sexo.
Sexo blanco,
sexo cetrino:
sexo de paleta descolorida...
lagrimas ensangrentadas
en medio de un limón podrido.

Editoriales higiénicas.

He recibido tres negativas
de tres editoriales distintas.

Son cómo una carta de despido.

Las tres el mismo esquema.
A las tres les gusta mucho
lo que escribo.

¿De donde sacan tiempo
para gustarle tanto lo mucho?

Yo sigo escribiendo poemas
a cada poema:
Me destrozo, y después necesito
emborracharme para olvidarlo.

Moriré escribiendo y usando
los rechazos cómo papel higiénico.

No penséis que es por desprecio.
pero es que siempre estoy en crisis
y eso... supone un ahorro.

En ella, todo es sosiego.

Si hubiese besado
todo su cuerpo de duda,
mi amor no tendría tantas preguntas.

Puse un crespón negro en su ausencia.
Me enterré en su vagina para viajar con ella.

Rasco mi nombre con mis uñas,
su sangre empapa mis deseos.

Si hubiese besado todo su cuerpo de duda
mi interrogante sería su cuna.

Lagrima salada

Recibí la mirada aviesa,
envié la carta de esperanza.

Miré mi reloj de arena,
conté el tiempo y su escasa esperanza.

Busqué en medio de una noche,
la mitad de la vida nocturna,
hallé tan solo una despedida...

El dolor,
viaja desde el estomago
al ojo:
el ojo
entonces
suda.

Méritos en la noche.

Sentado al borde
deste corazón desplumado,
el alcohol me habla.

Botellas de licor
que llevan sueños
en sus grados
de inconsciencia.

No soy mejor por esto
pero tampoco peor...

El mendigo
con sus manos rajadas del frío,
tiene más merito,
que cualquier poeta del mundo.

Todo llega, incluso cuando menos lo esperas.

El jazmín arrancado de cuajo,
es un pensamiento en el suelo de barro.

Corazón de pluma y sentir de plástico,
todo lo que tienes lo quemas con gasolina.

Ahora tu corazón no es más que una flecha
en medio de la galena.

Ahora tu alma, tan solo se desplaza entre llantos.

Sabes y conoces el final de todo esto...

No es más que luchar para morir con una sonrisa,
pero vagabundeas en horas inconclusas

Ya estás perdido...
ya es difícil que vuelvas... no hay retorno,
y morder carne cruda no es solución
para esa soledad que te ha comprado
en saldo de mercadillo...

Bebe y olvida, que la solución
es cómo un barco a la deriva:
llega a tu puerto de tristeza
cuando tu risa ha caducado.

Avión de papel

Haciendo un avión de papel.
Doblando cada una de estas calles,
dando forma a estas esquinas de yeso,
reblandeciendo el hormigón de los edificios.

Aún soy joven, quiero dar forma a este sueño.

Me camuflo y me escondo, bajo las alas de papel,
pero no hay nada maravilloso en las esquinas blandas
tan solo un yo que lucha, algo que comparto con todos,
no soy más especial, tan solo uno más.

Haciendo un avión de papel, reblandeciendo todo
con mi sangre, para dar tinte al papel blanco y forma
al duro hormigón.

Tan solo camino y giro y bajo calles y subo escaleras
y trepo vidas con mis ojos, vidas que se cruzan
en mi andar de ebrio constructor,
en mi hacer de soñador.

Haciendo un avión de papel con esta ciudad
en medio de una borrachera de gente,
que regala desesperación a cada mirada,
aburrimiento en cada paso.

Al final lo consigo, construyo
mi avión, lo aliento, lo lanzo...
viaja a mi niñez donde borracho
recoge el sueño, sin test de alcoholemia,
ni exasperación en mis bolsillos...

Vuelo en avión de papel...
lloro entre nubes de sueño.

Tarde en el retiro.

Tan solo con la botella en la mano
tan sólo y bebiendo.

Sentado en el banco de madera
del parque, junto a la avenida,
avenida plagada de coches,
y coches llenos de gente
que va y viene,
tocando el claxon de su pena.
Con el maletero, lleno de ilusiones
y el camino por delante.

Contemplo los coches.
los imagino como nichos
de la sociedad.
Nichos costosos
que nos entierran en el asfalto.

Sólo en el parque.
Solo bebo de esta botella marrón
de cerveza.

Tras de mi, la gente rema
en un estanque sin salida.

Agua que no fluye y barcas
con gente,
gente que vino al parque
a remar en agua estancada.

Observo a esa gente.
La misma que vino en coche.

yo continúo.

Sólo y bebo.
Solo bebo.

Despidiendo Ikebanas

Palabra mendiga
verso indigente.
Finas ikebanas
en las manos
del vagabundo
herido.

El bambú se balancea
sin partirse en medio de la tormenta.

Brutal ikebana,
desmenuza mi entraña,
destrozando el verbo
de la palabra angosta.

Mi sexo, ikebana de piedra,
solloza en tu noche mientras
lo olvidas.

En mi mano tan solo
un universo improbable.
En su memoria
una ikebana oscura
de flores muertas

Muerte en medio de nada, qué es un todo eterno.

Óyeme,
tus ojos son ababoles
del sufrimiento,
lloras y tus lagrimas
son la muerte del agua.

Óyeme no estés sorda
óyeme, esta lengua añora
el lirio evaporado de tu sexo.

Óyeme,
tráeme,
ven donde me:
oxido
mato
muero
y remato
cómo si estuviera
vivo
en medio de tu muerte
de santo.

Caminando en medio de la experiencia.

Apresúrate y recoge el fruto,
pronto llegará el invierno.

Apresúrate ahora que eres loto.
No esperes, el frío es amigo
de nadie.

Apresúrate, pero no tengas prisa.
Disfruta del trabajo de la recogida.

Es duro, pero aporta experiencia.

Parque en el barrio.

Juegan niños
en el parque,
ríen niños en el parque,
comen sus dulces, en el parque.
Sueñan en el parque.

En el parque donde los yonkis
nocturnos recuerdan
su niñez,
mientras daban patadas
a un balón que ahora añoran
que no fuera su cabeza,
mientras en sus venas cabalga
su niñez estrujada y tísica.

Esos yonkis fueron niños,
esos niños...
a lo peor serán poetas.

Creencia.

Tengo una creencia,
pensar y reflexionar.

Mis referentes,
mis sentimientos.

Fuera, sólo crisantemos.

Pienso,
reflexiono,
y siento.

Base de mi creencia.
Nido de mi inicio.
Jardín de principio.

Fuera, sólo crisantemos.

La vida pregunta.

¿Qué te pareció bello de todo esto?

A penas me di cuenta de ello.
Tan solo, vi algunas cosas
que me llenaron.-Contesto.

La belleza, es aquello que no viste.
Has pasado por la vida ciego.

Pero vi el azul del cielo,
el color del valle,
la inmensa longitud
del alma ebria:
¿Cómo no he podido ver la belleza?

La belleza,
se te escapó entre los dedos.
Se te escapó a la hora del café,
la dejaste huir cuando viajabas en el tren
para emborracharte con amigos.
Se escabulló, en la ratonera de tu corazón
mientras con su rabo de roedor,
te latigueaba con su esperanza.

La belleza es un ratón que huye
de la humanidad, entre las paredes.

Ahora toma aire y salta desde tu pecho,
el parapente de tu despiste
te hará aterrizar en brazos
de tú propia deformidad.

Entra por donde huyes:
es la puerta de atrás
de tu olvido

Enfréntate donde
todos te buscan:
y

soplas.

Magia negra, buitre en chistera.

Lo reconozco,
mi corazón 
es un muñeco de voodoo
al que le clavo alfileres 
mientras pienso en lo que amo,
mientras siento lo que sufro.


Siempre me gustó la magia
porque siempre fui un oculto,
de niño atrás de la fila,
de adolescente detrás del grupo,
de mayor un tímido enfermo
que robaba corazones
cómo si fueran carteras,
para freírlos en mi habitación
a oscuras, soñando su atención
en medio de la calle,
rodeado del grupo....

Siempre he sido mago
y he comprado trucos negros,
hasta cuando nací,
me sacaron de una chistera,
y mi forma de gazapo,
la cambiaron por ave de rapiña.

Me posé en la manga
del hechicero,
y con mi pico
saqué los ojos
a un dios en medio
de un retortero de basura.

Siempre me gustó la vida
por su magia oculta,
esa que en medio de su vacío,
te hace sacar conejos
del fondo de un sombrero
negro.

Polvos mágicos...
momentos extraños...
Toda la magia es una búsqueda
de la verdad que no existe.

Viejo barco a la deriva.

Cómo un pez,
se mueve en la tarde,
sin conocer su destino.

Su chepa, le pesa
tanto cómo su conciencia

Camina despacio,
cómo un koala borracho.

Su camisa es de cuadros
rojos y blancos.
Pero su corazón sigue enlutado.

Es anciano y pausado.

Atraca en la barra tras unos minutos
de deriva, la que le lleva de casa
a la cutre cafetería.

Bebe cerveza y roe las tapas
que le sirven.

Su casa es ordenada y esquiva
su carácter solitario y ensombrecido.

Es anciano,
parlotea por lo bajo a solas

Recuerda su pasado.
Maldice esta vida,
bendice la cerveza,
mordisquea la hamburguesa.

Tras esto cerrará los ojos
sin saber quién le lleva.
Piensa que está en una ratonera.

Es viudo pero siempre fue soltero.

Mirlo muerto resucita en mano de ella.

Sostiene en su mano
un mirlo muerto.

Ella es bruja,
ella es maga,
ella es hechicera.

Agita su mano.
Intenta revivirlo.
Desea que agite sus alas,
que su corazón palpite.

Ella pasa su mano por el mirlo muerto,
le dedica unos gemidos de aliento.

El mirlo, cómo en la fabula
de Leonore, reacciona a la muerte
y resucita muerto, terso
y
terrorificamente desafiante.

Se incorpora sobre sus patas
a graznar en la mano.

Ella espera que el mirlo
le agradezca el gesto,
su sacudida.

Este, en medio de su graznido,
repiquetea su mano y busca
cómo una jaula, su boca,
para esconderse y deshacerse en ella.

Sola en el parque ella se masturba.

Se sienta sola en el parque,
tan solo una falda y una camisa sin mangas.

Quiero imaginar que no lleva bragas...

Sus sandalias las deja en el suelo,
su bolso en el banco,
la madera acaricia sus nalgas
y
su espalda.

Saca un libro de poemas:
Selección de Kenneth Rexroth.

Enciende un cigarro, da un trago
a un bote cerveza...
Abre el libro por una marca al borde de la pagina.

La brisa le sacude con timidez el pelo
y la falda, sus pezones renacen,
marcando dos colinas por la camisa.

Deseo trepar esas montañas,
morder con mis dientes
su piel de estraza.

Se descalza de un pie, se rasca...

Su orgasmo está presente, le llega.
La poesía ha entrado,
acaricia con sus versos, su cuello estriado.

Mira al frente, reflexiona, desea más poemas.
Es una salida, le gusta la poesía.
a cada verso, su vagina llora.

Explotas, yerras, aprendes

Suite.
Lanzo esto al aire
y dejo que se estrelle.

Se espachurra contra
un charco pleno de gritos
y salpica mil gotas
con mi nombre,
en noches en las que el miedo
no es más que un humo
que trepa por la enredadera
de mi cornisa grotesca.

Antes le di forma en mi cabeza,
cómo la plastilina negra
que nadie compraba,
y qué las madres
escondían.

Yo me tenía escondida
mi niñez,
me trataba cómo una madre
de plástico que sólo
derretía planetas
con las gotas
del charco
que chocaban contra
la ventana de mi inconsciencia.

Pero nació y tuve que amamantarlo
con mi seno de mugre, llenando de heces
su boca, callando así, la tormenta
que traía bajo el brazo,
tormenta disfrazada de pan.
Pan disfrazado de mugre,
Mugre que al caer al suelo
se convertían en gritos
dentro del charco
de mi imaginación,
imaginación:
desbocada,
desmembrada,
destripada,
descuidada,
descifrada,
despechada...

Imaginación como bomba
lapa...
pegada a mis subconsciente
preparada para explotar
en el momento menos
desesperado.
En medio de la tranquilidad.
Para abuso de mi cuerda estancia
en el mundo encolerizado...

Cierto día explotó
con la sabiduría del átomo
y la exasperación del sexo
impracticable.

Me regañó por los siglos de silencio,
me escondí tras la esquina,
de quién me había dado de lado.

Todo fluía sin decisión.

La explosión re-colocó
todos mis órganos
en un aullido sideral
que arañaba mi entraña,
colmada de amargura,
para que pudiera con mi mano
sacarlos de cuajo
y dispararles a la boca
con mi revolver de jarro.

Sacar el estomago me daba ansiedad
jugar con la muerte a la ruleta rusa...

Sacar el corazón, me daba un sentir despreciable
hacia todo lo que amaba...

Sacar el hígado era cómo quedarme huérfano
y convertirme en un incestuoso y arenoso
fondo sin forma.

La explosión me dio todo lo que deseaba.

Explotar es caer en cuentas con error.

Erróneamente continúo
en medio de un quicio
más estrecho que un canto,
pero ya soy trapecista,
me he acostumbrado
a caminar en casi
desequilibrio
y lo peor es que ya no me mareo
sólo mantengo la angustia
para alimentarme en tiempos
de hambruna...

Pero se que esta explosión
fue un error,
y que el error me lleva
al aprendizaje,
Lugar del que no debemos salir nunca.

Yerras,
Vagabundeas,
eres un caballo cojo
saltando setos de abismo y fallos.

Uña rota vida narrada.

Me gustan las uñas rotas,
esas que se rompen
por el borde
y parece que dibujan
un pequeño monte
de quinina...

Me gustan cuando
se desportillan,
quedan bonitas
y es cómo si contaran
una vida en un pequeño
trozo de error
partido...

Me gusta pasar la yema
del dedo por ella,
sentir su roto,
su desportillado,
cómo un craso
error inmutable.

Las uñas rotas
son lo más parecido
a nosotros en nuestro
cuerpo, que no exprese
nada.
Tan solo narran,
cuentan en su delgadez
partida,
una extraña vida de errores,
que con el tiempo crecen
y se olvida que una vez
existió el roto,
el error,
y hasta Crassus.

Cerezo solitario

El cerezo se erige
en medio del valle
dando en primavera
vida a la sakura.

Pero el cerezo solitario
en medio del bosque de bambú,
levanta sus ramas, cómo brazos
de muerte, arañando un cielo inalcanzable,
también solitario.

Son dos soledades bellas,
soledades que dan belleza,
soledades que crean y repiten
ciclo con frecuencia.

Soledades tan solas,
que la distancia entre ellas
para tocarse,
se hace también sola.

Triste vida que todo lo que toca,
lo convierte en soledad
rodeada de belleza.

Visitando la casa de mi amigo Po.

Atravesé a solas el oscuro y frondoso
bosque de cedros que lleva hasta la casa de Po.
A pocos metros, pasando la hierba fresca,
en el río que baja desde lo alto del monte Xian,
metí mis pies para refrescarlos.
La luz bañaba el bosque,
los cedros a lo lejos, dibujaban sombras y luces,
caían briznas en el río, y bajaban por su cauce
flores derramadas por la naturaleza del tiempo.

Bajaban acariciando el río.
Desde lejos eran diminutas,
al pasar por mi lado crecían,
río abajo, viajando, en el agua, 
se empequeñecían hasta desaparecer
en un meandro que giraba para su destino,
dibujando la muerte de color blanco.

Saqué los pies del río.
Refrescados y aliviados.
Me calcé mis sandalias de esparto
y caminé hasta la casa de mi amigo Po.
Llamé a su puerta y Li, sabio y conciso
consultó:

-¿Qué te ha enseñado el camino?
-Qué somos flores en el cauce del río.
y la luz nos baña creando sombras y claros- contesté.

Me invitó a té.
Me convertí en té.

Bebimos vino:
él del sabio,
yo del santo.

Amigo Li Po,
no han cambiado mucho las cosas 
desde entonces, solo han pasado algunos siglos.
y mucha frialdad hacia la sabiduría. 

Definición y geografía.

Tiburón de arena,
reloj de colmillo,
tiempo de tela,
alma de cartón,
corazón de pelele,
pies de ogro
pecho de oso
barriga de gorila,
entraña de azúcar,
cerebro escarchado,
imaginación de pájaro,
huesos cómo palos de helado.
uñas de papel.
dientes que regañan entre ellos,
ojos de servilleta,
manos de buitre,
pies de barca peluda,
pene de botella,
culo de rafia.

Mis enfados son maremotos
mi arrepentimiento cascadas.

Mis emociones gruñidos,
mis sentimientos un albornoz sucio
que me abraza.

Esta es mi geografía,
así es cómo me defino,
soy algo cobarde
y
no diré si a veces lloro.

Pero mi sangre es cerveza
y cuando lo hago
me bebo a mi mismo,
me bebo y trago sólo.

Pierdo el este

Hay días que el sol
cambia su lugar de salida.

Sale por donde nunca
sale, se esconde tras una esquina
de nube.

Días en los que sus rayos
son rayas.

Días en los que su luz
es inversa.

Días en los que pierde su norte,
que es el este,
saliendo por el norte,
que es su oeste.

Días en los que el sur
se deshace en la palma
de la mano,
se mortifica entre luces
por ser tan olvidado,
que se olvida
el sol
que el norte,
es sur
y la brújula
vuela en escoba.

Respuesta al orden

Me gusta desperdigar
la ropa por el suelo.

Tenerlo todo desordenado,
es cómo una aclamación
de la vida en su día a día.

Nada es igual
pero sabes donde está todo.

El desorden,
lo defino, cómo el orden
del ser que sabe
ordenarse en su interior.

Puedo estar siglos sin leer un libro,
pero se que lo tengo encima
de un armario,
ahí lo dejé cuando iba borracho.

La inconsciencia no es mala,
el desorden no es malo,
siempre y cuando recuerdes
con pasión, que lo eliges
para saber de modo seguro,
que solo tú:
Sabes donde está todo..

Truco contra la ansiedad.

Despacio...
lento...
pausado...

Deja que salga
y espera.

No es necesario
hacer mucho caso.

Tan solo si sientes
que te quema...

Deja salir su aliento
de dragón,
para que eche
fuera
una llamarada
esperanza.

Es un truco
fácil.

Volando sólo en medio del abismo.

Como el hielo
en vaso de agua
caliente.

Giraba su corazón
para verlo fundirse
en el calor de la muerte.

Sólo, solo
se inició en un extraño
rito
en el que se infligía
un vacío brutal,
en el que lo único
que vivía era su pasado.

Corazón de hielo
en vaso de agua caliente.

Toda su ilusión
cayó
desde lo alto
de la azotea
de sus sueños
estrellándose
contra el suelo
plagado de cielos.

Salpicó
agua caliente.

Desparramó
su soledad
por el mundo.
                                          A Sergio Perez (Buzo)