Veredicto

Cuando entro en los supermercados
y veo toda la carne
en los mostradores,
viendo toda la fruta,
el pescado,
los lácteos
los condimentos,
los detergentes,
los colutorios,
... me siento culpable.
Cuando veo las cajeras
con sus uniformes,
a los reponedores,
a los carros de metal
como cárceles del pensamiento,
como cementerio
descapotable de lo vivo,

me siento culpable

cuando voy a los bares
y veo a los camareros
con sus ojos de perro pachón
tristes, como si una navaja les atravesara
para rajar su aliento...
Me siento culpable,
cuando entro en las farmacias
y veo los medicamentos,
y los farmacéuticos,
y sus mancebos
de tristeza infinita...
me siento culpable,
cuando entro en los hospitales
y su olor me convierte
en un espectro insaciable
me siento culpable.

Me siento culpable
en medio de todo esto,
donde me dan ganas de llorar
a borbotones,
de sacar lagrimas
y dispararlas a bocajarro
para matar la desdicha...
me siento culpable.

Pisando vidas

Pisé una mierda,
podría haberme quedado
en casa, tumbado en la cama
entero,
eterno,
sincero conmigo mismo,
holgazán y vago
como me reconozco,
como me gusta que me conozcan,
misero con el esfuerzo
y recogido con el tiempo.

Pero salí a trabajar,
y pise una mierda,
una mierda que jamas
en mis sueños pensé
pisar.
No supe reaccionar,
se quedó pegada a mi pie,
a mi zapato, ese que me protege
para no ir descalzo.

Pise una mierda,
justo,
cuando más responsable
me creía.

arrastre el pie para refregarla
por el suelo y librarme de ella
pero la mierda no me dejaba
en paz.

no me deja.

Pise una mierda...
pisamos mierdas...
convivimos con ellas...
son nuestras mierdas...
y aunque te libres de ella
y no manche tu zapato,
la mierda te perseguirá
aunque el camino sea
recto y sin sombras.

Pisamos mierdas,
incluso cuando menos
imaginamos
que podemos hacerlo,
las que pisaste
huelen cuando menos
las recuerdas
para recordarte
el pasado
como un aguijón
de hedor caducado.

Salí a la calle
para ir a trabajar
y pise una mierda,
creo que fue el destino
de mi causa,
aunque dudo
y me cuestiono
si fue la causa
de mi casualidad,
de mi fatalidad,
pero pise una mierda.

Pare y restregué el zapato
contra la acera
para que quedara
allí espachurrada,
pero no se iba,
porque las que pisamos
no son mierdas,
sino nuestras vidas
que alguien suelta
en la calle
para ser pisadas.

Podría haberme quedado
en la cama hasta medio día
remoloneando...
pero fui a trabajar
y pise una mierda.

Quemando recuerdos

Carnal y vaporoso,
pienso, e imagino
lo que pienso
como una bandada
de cuervos a contraluz,
en una tarde lluviosa
posados sobre alambre espino.

Cuando graznan
es como si un guante de púas
me abrazara
con odio el estomago.
Cuando aletean
se me viene
todo el rencor encima,
lo peor,
la espantada
sobre mi ocaso,
donde
todo lo que imagino,
arde en el infierno
de mi memoria.

Me imagino pensando
que no hay más cuervos
que los que no cazo,
y me convierto en cazador
de gritos a media noche
para saciar mi tempestad
de hastío.

Me convierto en vapor
y trepo para igualarme
al tiempo,
sudoroso,
solitario,
traidor,
malévolo...

Soy un dolar de plata falsa,
soy un céntimo de dolor
que se disfraza de payaso.

Esto ocurre mientras
Carnal me trasforma
en huesudo vaporoso
para que la catrina sin guadaña,
me arrastre del pelo a su gruta
de infierno donde arde
todo lo que pienso.

Hamster borracho

Como el hamster en su rueda
cabalgamos ciegos y locos.

Alguien nos da galletas
y sorbemos agua por tubos
de plástico, como abrevaderos
de vergüenza que caen gota a gota.

No hay más alimento
que el que nos da el azar
imaginado,
y a veces pasamos sed
de nuestra propia sangre.

Dando vueltas
por bares,
por cuchitriles
de mala muerte,
donde los hombres
sin sombra
se agolpan en las esquinas
escondidos tras vasos
opacos, como noches
de calima y sollozo.

No existe el amor,
ni la complacencia.
Solo ves humo del tabaco
que trepa como enredaderas
por las carreteras secundarias
de tu pasado.

Como en un bucle
de la misma vida
rueda y rueda
sin el fracaso
de caer cuesta abajo
y tener tu cuerpo
chocado contra escombros
del mismo alma...

ni siquiera sientes
que eres el hamster
que tras mil vueltas
acaba borracho
y sin sombra,
llorando por sus galletas.

Partes apartes.

Asumo mi parte
y la apropio.

Mi parte que es vuestra
y la vuestra que es de ellos.

Ellos a su vez
la hacen nuestra
sin que nadie
quede sin porción.

Asumo mi parte,
la del olvido y la desmemoria
para justificar que el pasado
no fue más que un capitulo
de ficción y el daño que causé
no es más que merecimiento
de las victimas.

Me convierto en oda
y convivo con la parte
de ellos,
la vuestra,
la que hicieron nuestra.

Asumo todos mis errores
del presente para tirarlos
como leña al pasado.
Arden sin cesar
y se convierten en ceniza de hastío.

Todo se convierte,
todo se trasforma,
nada es lo que asumimos
y se pierde entre nosotros,
entre las calles,
entre las putas,
las ginebra,
el tabaco,
el bolsillo de la camisa,
y mi alma serpentea
entre eso como un cordón
en el zapato,
se desboca como un ratón
aterrorizado,
se disfraza de pasta de dientes
y se cuela por el lavabo cuando la escupo.

Asumo mi parte
y asimilo que no es mía
sino de todos.