Proxima Estación

Sentado en la parada
del autobús, veo que de lejos
se acerca lento...
dejando el rastro negro
de las ruedas en el asfalto,
y echando humo poluto
por su culo, con un ruido
bajo de revolución
que parece ahogarse entre
la urbe que ignora
que muere.

Desde la parada del autobús
se advierte calamitoso
su acercamiento.
Es como si se deslizara
un dinosaurio hambriento.
con ganas de engullir
humanos,

El color verde parece
que busca mimetizarse
en la urbe.

Como un bufón
que se burla
de la tragedia,
el bus para...
me abre su boca,
loco de mi me suicido
entrando en sus fauces.

Siento que cierra la boca
y me siento devorado...
pago el billete siendo
acto de penitencia
para ganarme el cielo.

Imagino que me defecara
por la puerta de atrás
en seis paradas,
que es mi destino,
mientras, como homenaje
a mi sacrificio,
y cuando el bus me suelte
las conversaciones,
las toses, los sonidos
del resto de pasajeros
Se trasformaran en:
...Treno

-¡¡¡Cristo!!!!-Pienso.
¡¡Quiero no pensar que
así se llamara
mi próxima estación!!

Urgencias 19:33hrs

Sentado en la sala
de urgencias, una vez
más, espero.

Espero el resultado
ó al menos noticias
que resuelvan el estado
de mi mujer.

Mientras fuera el tiempo
es húmedo y caluroso
y no da tregua al sudor
que empapa mi cogote.

al tiempo entran tres hombres
exclamando, -¡la que esta cayendo
joder como llueve!.

A mi lado derecho una familia
llora mientras los tres hombres
hablan de fútbol y coches.

Mientras, espero...

Frente a mi
una mujer de cincuentaytantos
llora sola
con una pena que contagiaría
a los cactus,
se limpia las lágrimas con un pañuelo
de papel blanco,
apoya su frente en los dedos corazón,
pulgar e índice
y nada indica que su corazón
se alegre,
aprieta el pañuelo fuerte y traga
la saliva que se le ha convertido
en engrudo de pena,
sigue sola,
mira al techo como suplicando
pero los detectores de humo
no son dios, ni los altavoces
ni el falso techo que esconde
tripas de cobre
en bandejas de metal.

El pañuelo ahogado es como una paloma
a la que estruja cada vez más fuerte.

Ella es como el tiempo de fuera
la lluvia cae al suelo
como sus lágrimas
mientras todos huyen
para no mojarse.
A nadie le gusta
la pena ajena
A nadie le gusta
que le cale la lluvia.

todo eso sola...

El resto a lo suyo,
como si no ocurriera
nada.
De pronto un rayo de sol
entra por el cristal traslucido,
se enjuga de nuevo,
suspira en acto de esperanza,

Rebusca en su bolso
saca un espejo,
se mira y limpia con el meñique
el refregón del maquillaje.
Levanta la mirada repuesta.

Me mira, me mantiene
la mirada...
yo avergonzado
agacho la cabeza y juego con el móvil
al solitario...

El final de las cosas raras

No es común
ni suele ocurrir
de manera planeada.
Ocurre de manera
torcida, normalmente
provocada para
acabar con todo.

Es como escribir
de cabeza en un bar
y luego deseas llevarlo
al papel,
cuando quieres hacerlo
se te ha olvidado lo raro
que a lo mejor es lo importante
pero no comprensible
por nadie...

Solo uno entiende
el porque termina
ciertas cosas
las acababa
por raras
ó no comprensibles
y eso asusta.